Garlito
A manera de reconocimiento, respeto, distinción por su vida y obra, las estatuas, bustos, monumentos o cariátides, se designan a personalidades que marcaron con sus existencias e ideas, parte de la Historia nacional o local, asimismo para guardar memoria, nuevas generaciones conozcan de ellos y embellezcan un poco las calles; es septiembre el mes en que recordamos a los héroes fundamentales, pero hay otros de otras épocas, igual de importantes con monumento desconocidos y relegados por descuido, les falta información y aunque sea una sola vez al año, una ceremonia discreta.
PEDESTAL
En la lista de popularidad entre los héroes patrios de todas las épocas y etapas históricas de México, el primer lugar es Miguel Hidalgo seguido muy de cerca de Benito Juárez, en una carrera muy cerrada y característica discreción, Francisco I. Madero ocupa el tercer lugar, sin embrago, José María Morelos y Pavón, temido por su popularidad se acerca a los primeros lugares junto con Emiliano Zapata y Pancho Villa, quienes en la recta final amenazan un final de fotografía; héroes con gran cantidad de calles destinadas en su honor, escuelas de todos los niveles, recordados cada año en su día, algunos con ceremonias de alta producción, otros no tanto y de plano hay algunos que no son recordados por nadie, incluso carecen de información ¿quiénes son, qué hicieron?
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Observando los bustos, estatuas y monumentos de nuestros héroes, podemos percatarnos que cada uno de ellos tuvo su época dorada y sus minutos de fama, frecuentados y recordados el día de su muerte o natalicio, conmemorando una fecha histórica o celebrando una epopeya nacional, de pronto el panorama cambia y dejan de ser tan importantes y sus monumentos se convierten en escenografía citadina, difusa, invisible dentro de la masa amorfa de la ciudad capital; no solo en el Centro Histórico, prácticamente en toda la ciudad, la modernidad, la invasión de la vía pública e ignorancia de las autoridades, se van tragando, deteriorando u olvidando.
No contamos con muchas referencias sobre Don Francisco I. Madero, quien tiene no solo una estatua sino también una glorieta en la calle Ramírez Ulloa, estatua bella que por años estuvo sumida en la oscuridad, fue víctima de atentados, balaceada en varias ocasiones, difícilmente recibe una ofrenda floral o políticos hacen un evento a sus pies; un busto celebre colocado en el Parque Hidalgo, destinado a doña Josefa Ortiz de Domínguez, réplica del original que fue sustraído en los años 80´s, difícilmente se le festeja algo, ni en fechas patrias, ni nacimiento o muerte, en el limbo total.
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CEREMONIA
De otra época histórica pero testimonio de ella y cuyos bustos están deteriorados, olvidados e incluso se ignora en honor a quien fueron erigidos, de la misma suerte que el de Benito Juárez del atrio de La Asunción, el monumento de Álvaro Obregón sufrió la misma pena, fue removido de la Plaza Independencia para ser colocado en un jardincito en la calle de Samuel Carro, sin duda el más ignorado, despreciado y sucio de todos, nunca se le ha visto alguna ceremonia, un acto de justicia o una clase de niños sobre quien fue este personaje, rodeado de un jardín que es un basurero a toda hora, reunión de indigentes, bebedores y personas que lo hacen su desayunador a temprana hora, este monumento da pena, no porque Obregón haya sido mala persona, sino porque nadie lo recuerda.
A unas cuadras del Reloj, hay una plataforma de tres niveles, con un pedestal donde está el busto de Nicolás Flores, con dos hermosas estatuas de águilas republicanas, con una placa que nadie puede leer porque todo el tiempo está invadido de puestos de comercio ambulante, tacos de canasta, tamales y atole, quesadillas y demás, los comensales ocupan el monumento para degustar sus alimentos y ensuciar todo, nadie sabe quién es ese héroe, pero todos saben el precio de tamales y tacos, espacios de honor para nuestros héroes, no para ser convertidos en lo que son, adefesios.
Falta mucha información respecto a los héroes y los mismos monumentos, sus estilos, autores, inauguración, protegerlos de la depredación humana y del tiempo, de autoridades neófitas, difícilmente habrá nuevas estatuas o monumentos a mujeres y hombres dignos, entonces conservemos los que tenemos.
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