Aunque les juro que las personas disidentes sexuales, del sexo y del género existimos todo el año, nuestra aparición estelar en junio siempre es un gran momento para hacer un balance que ponga en perspectiva si hemos avanzado en materia de derechos o no.
Normativamente, en Hidalgo nos encontramos un poquito más cerca de alcanzar esa igualdad. Tenemos matrimonio y concubinato igualitario, tenemos procesos administrativos para que las personas adultas trans y no binaries puedan realizar el reconocimiento legal de su identidad de forma “sencilla”, el entre comillado es apropósito porque genuinamente es engorroso.
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Aunque el reconocimiento de hijes de madres lesbianas se realiza en ventanilla, no se ha reformado la Ley para la Familia para que esto continúe siendo una obligación y no se cambie de postura con cada cambio de dirección o de gobierno. También falta reformar esa misma ley en la parte de identidad trans no binarie para niñes y adolescentes. Sería ideal reformar la Ley de Salud del estado para modificar el capítulo sobre planificación familiar, interrupción del embarazo y hacer uno solo que hable sobre derechos sexuales y(no) reproductivos para todas, todos y todes, en el que evidentemente se incluya el acceso a tratamiento hormonal de afirmación de género y las cirugías que las personas trans y no binaries que lo decidan de forma autónoma y libre, puedan acceder libremente. Y por supuesto, la eliminación del vergonzoso y estúpido delito de peligro de contagio que a quienes su existencia criminaliza en su mayoría es a los homosexuales que viven con VIH o que han tenido la llamada viruela del mono.
No es mucho lo que falta y el próximo Congreso, con mayoría MORENA tiene la obligación y el compromiso de realizar esas reformas cuanto antes, esperando que también asignen presupuesto para que todo esto sea operativo.
Consideró que con esto alcanzaríamos un estándar de protección muy por encima de lo que otros estados del país tienen, pero, por supuesto, esto no es la panacea a nuestras problemáticas porque, aunque hemos avanzado un poco, en la realidad la discriminación y violencia que vivimos en el día a día continua.
Aunque el reconocimiento de hijes de madres lesbianas se realiza en ventanilla, no se ha reformado la Ley para la Familia para que esto continúe siendo una obligación y no se cambie de postura con cada cambio de dirección o de gobierno. Por ejemplo, esta semana personal de CASSIM, como de la CFE hicieron pasar un muy mal rato a una persona trans que acudió a solicitar la modificación de su nombre en sus servicios, todo porque las personas que tenían que realizar la atención lo hicieron cuestionando una y otra vez el motivo de porqué tiene otro nombre y porque no tiene una sentencia que pueda confirmar su dicho.
Cuando el Congreso hizo las reformas de identidad y de matrimonio en 2019, se impuso una obligación a todas las autoridades, todas de dar sensibilización para poder brindar la atención libre de discriminación y violencia. Queda claro que esto no se está realizando de forma adecuada y les usuaries terminan enseñando a costa de su bienestar a les servidores públicos que no entienden que representan al estado con cada una de sus acciones.
A nivel nacional no es diferente la cosa. La semana pasada les contaba la usurpación de las cuotas electorales de mujeres trans, de personas LGBTIQNB+, pero también vimos como el Sindicato del Infonavit rompió la bandera arcoíris y con mucha indignación, furia y tristeza al día de hoy se llevan 28 transfeminicidios en el país, de los cuales uno de los primeros fue el de Gaby Ortiz, una mujer trans de Hidalgo.
Más que aplaudirle el pintado de pasos peatonales, la creación de delitos inoperantes, encendido de luces o logos en color arcoíris, nos toca exigir a este Gobierno que se ponga a trabajar en políticas públicas que garanticen cambios culturales, urgentes y necesarios para que nuestras vidas dejen de estar en peligro.
Pero no olvidemos como disidencias que tenemos derecho a celebrar, desde el exhibicionismo, desde el amor y la alegría que a pesar de todo hoy, gracias a nosotres mismes, seguimos aquí.
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