Invitado a presentar una panorámica nacional desde una visión local, en un foro sobre justicia y seguridad, del Diálogo Nacional por la Paz convocado por la Conferencia del Episcopado Mexicano, propuse como punto de partida los factores externos e internos a tomar en cuenta, hacia las mejores soluciones.
Entre los externos señalé cuatro: la globalidad en sus aspectos económico, político y jurídico; el fenómeno migratorio agudizado en los años recientes; la delincuencia internacional; y el avance tecnológico, especialmente la inteligencia artificial.
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En un segundo nivel los extremos en el ejercicio del gobierno, en diversas latitudes del mundo: populismo y ultraderecha. Y en un tercero, el desgaste de la democracia en la región, según el Latinobarómetro en su reciente informe.
Veamos los internos: ubicación geopolítica con más de tres mil kilómetros de frontera con la potencia más importante del planeta, y de casi mil con Centroamérica, donde, excepto en Costa Rica, las condiciones de vida son mayoritariamente precarias.
Lo anterior nos hace un territorio de tránsito ilegal de personas, al extremo de la trata en sus varias modalidades; y de mercancías de uso ilícito.
Sumemos los más de once mil kilómetros de litorales en ambas costas del continente, puertas de entrada y salida de recursos naturales y productos nocivos como el fentanilo, cuyos estragos son ya un problema multinacional.
Diferencias territoriales extremas dificultan y hacen insuficiente la red de comunicaciones, desde terrestres hasta digitales.
Citados sin atender a su prioridad están: niveles de pobreza y pobreza extrema; calidad de la educación medida con estándares internacionales; tratamiento gubernamental a problemas globales como el cambio climático y protección al medio ambiente, con severos cuestionamientos internacionales. Sin olvidar nuestro lugar como la economía 14 del mundo.
En otro orden tenemos: la diversidad local norte/sur y una galopante disfuncionalidad de nuestro federalismo, con la creciente precariedad municipal, las ineficiencias y abusos de algunos gobiernos locales; la disminuida presencia de los partidos políticos y las inminentes elecciones del año próximo cuando, todo lo anuncia, la ciudadanía votará por uno de dos proyectos de país.
También en este listado los resultados de un gobierno democráticamente legítimo, el más sobresaliente, sin duda, los programas sociales y su constitucionalización; y el más negativo, el desmantelamiento del sistema de salud.
Conforme a la medición de World Justice Project – ocupamos el lugar 115 de 140, abajo de varios países africanos -, propuse atención especial al sistema de justicia. En un arco de lo cotidiano a lo supranacional, presenta atrofias amenazantes de rebasar a las instituciones de procuración, impartición de justicia y policiales.
Añádanse corrupción, respuesta insuficiencia, atraso tecnológico y de inteligencia, aumento y búsqueda de personas desaparecidas.
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En el corto plazo enfrentaremos retos importantes: la vigencia de la nueva legislación nacional procesal, civil y familiar; y amenazas de fracaso a soluciones jurídicas como la autonomía del Ministerio Público.
Pendientes, el cumplimiento legislativo a la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos relativa a la prisión preventiva. Oportunidades: fortalecimiento a la policía de cercanía y justicia cívica para descongestionar al Poder Judicial local.
Concluí: La primera alternancia en Hidalgo es oportunidad única para construir la agenda local necesaria atendiendo al espectro más amplio.
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