Gramática para escribir una nota suicida

La protagonista de la más reciente novela de Ilallalí Hernández es una mujer joven que sufre la muerte de sus padres en un accidente y que muy pronto termina rodeada de historias, personas y escritos que tienen que ver con el suicidio. Tras su lectura no puedo sino acordarme de una frase del gran pensador rumano, asentado en París, Emile Cioran: “Algunos tienen desgracias; otros, obsesiones. ¿Quienes son más dignos de lástima?”.

Aunque, a decir verdad, la chica no se arredra ante el infortunio y demuestra mucho carácter y brío; tiene los arrestos necesarios para romper con la terapia y evitar a toda costa cualquier clase de conmiseración… ella entiende que la reconstrucción es cosa de tiempo e implicación.

Lecciones de gramática para escribir una nota suicida, editada por Salto de Página, es también un muy afortunado compilado de referencias literarias, científicas y académicas sobre la muerte -tanto la ajena como la que ocurre por propia mano-, pero no sólo hay apuntes de grandes autores, las reflexiones también provienen de la propia Malena y potencian la historia: “No estamos listos para entender el suicidio. La letra de muerte es el recordatorio de una vida extinta. El acto suicida deja conjeturas, inventa fábulas o expedientes archivados”.

Ilallalí entiende muy bien que en la novela contemporánea caben todos los géneros, por lo que sin problema inserta poemas y extractos de otros libros que a su vez concentraban saberes diversos sobre la condición humana y la decisión de interrumpir la vida por voluntad propia; caen en sus manos textos de una psicóloga que se suicidó en un hotel y de la que estaba enamorado uno de los novios-amantes que desfilan durante el periodo de duelo.

Una vez más podemos apoyarnos en el propio flujo narrativo: “La escritura suicida es la historia contada por los vivos. Ellos dejan una marca que se exhibe, al igual que un fresco, como un fragmento del pasado que siempre estará vigente”.

Esta escritora nacida en Pachuca, durante 1981, tiene tras de sí libros como Cuentos de seis líneas con dictamen: (textos basados en el I-Ching) y El recorrido por la mansión del conde, y una vez más apostó por un minucioso método de trabajo, que la hace rearmar y reescribir tantas veces como considera necesario hasta dar con la estructura final… basta con mencionar que algunos pasajes de la novela en algún momento fueron cuentos independientes.

La llegada de Lecciones de gramática para escribir una nota suicida le permitirá a Ilallalí sumarse a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, el evento más importante de Hispanoamérica en materia literaria. La presentación se llevará a cabo en el Salón A del Área Internacional, el 1 de diciembre a las 13:00 Hrs. El evento me parece todo un logro, toda vez que me cuesta pensar en otra hidalguense presente en tan importante cita libresca (quizá exista alguien más que no tengo en mente).

Mientras tanto, tenemos delante a una novela que se nutre de lo fragmentario y de la investigación acuciosa, pero que jamás se siente impostada o arrogante, todo lo contrario, Hernández cada vez narra con mayor precisión y fluidez, lo que le permite plasmar con mucha veracidad el encontronazo entre clases y arquetipos sociales.

Lecciones de gramática para escribir una nota suicida es un libro que se regodea entre la muerte y el amor -Tánatos y Eros-, desde una perspectiva contemporánea muy ágil; no olvidemos que sus personajes son jóvenes y, algunos de ellos, estudiantes inmersos en la construcción de su identidad.

Al final, esa obsesión por las citas y los apuntes se da con total fluidez y naturalidad; es por ello que, ante la reiteración del suicidio, repesco una de ellas para cerrar: “Hablaba de los esquimales ancianos quienes antes de ser una carga para el grupo, se adentraban al mar sobre un pedazo de hielo. Pensé en los animales que se alejan de su manada para morir”.