“¡Gracias!”, el nuevo libro del presidente Andrés Manuel López Obrador, a la venta en esta semana, se ha convertido, esperado, en análisis de conversaciones, al conocerse por adelantado algunos de los temas que aborda.
Ayotzinapa, con su secuela oscura de 43 normalistas desaparecidos, las intenciones de algunos empresarios para bloquear su elección en el 2018, trama en que, afirma, se le llegó a proponer a Carlos Slim Helú que fuera su contendiente, ante lo poco que significaban, en ese terreno, José Antonio Meade (PRI) y Ricardo Anaya (PAN).
El hombre más rico de este país no aceptó el ofrecimiento, según lo expresó al propio AMLO. Argumentó “que él tenía otro oficio”.
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Aborda también que no habrá zigzagueo en el proyecto de transformación y precisa que la frase “por el bien de todos, primero los pobres” es esencia de la actividad política. Asimismo, advierte “que es peligroso subestimar la fuerza de los adversarios” pero expresa su confianza en que “hagan lo que hagan, no regresarán al poder los oligarcas”.
De Ayotzinapa, nombre infinitamente repetido, anuncia que pronto dará a conocer un último informe “amplio y con apego a la verdad”. También “nunca cerraremos, por consigna política, este vergonzoso y lamentable caso, y siempre será un expediente abierto”. De la desaparición de los estudiantes, acontecida el 26 de septiembre de 2014 y tres días siguientes en Iguala, Guerrero, dice que se debió sobre todo a la asociación delictuosa entre autoridades locales y grupos criminales de la región”.
Es contundente: “…no fue ordenado por el presidente, ni por el secretario de la Defensa, ni por ninguna autoridad de alto rango”. Suma:” …en un ambiente de autoritarismo irracional que pedía un escarmiento a los normalistas”.
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Toca la denominada verdad histórica, “incrustada hasta el centro de mando de las fiscalías”. Y al aludir a los militares involucrados admite que pudo haber “omisión o confabulación” de algunos que fueron detenidos, aunque no había pruebas suficientes contra ellos.
La transformación es otro tema toral de “¡Gracias!”, López Obrador es directo: “ Nada de zigzaguear, ni medias tintas”. Se refiere a Claudia Sheinbaum e indica que está contento porque “no solo es muy probable que el pueblo decida a favor de que continúe la Cuarta Transformación”, sino sobre todo porque “no habrá desviaciones y se mantendrá el compromiso de atender con prioridad a los más necesitados y bajo los principios rectores de no mentir, no robar y no traicionar al pueblo”.
Recuerda el infarto que sufrió en 2013 debido a la reforma energética aprobada ese año.” Aclaro que antes de este gran susto me cuidaba poco y trabajaba mucho más, pensaba que eso del estrés no existía, que era una exquisitez pequeñoburguesa como la depresión y las frecuente visitas al sicólogo. Sin embargo, constaté que estaba equivocado: la hipertensión mata”.
Sostiene que en la política hay que correr riesgos y para enfrentar “A una derecha neofascista y voraz” quienes buscan la continuidad de la 4T “no estamos para ponernos muy exigentes para exquisiteces”, por lo que considera que debe haber apertura para candidatos externos.
Y es amplio: “ la gente no se movilizó como se habría requerido” contra la reforma, pero acota que “también posible que nosotros no supimos hacer bien las cosas y fallamos en nuestra estrategia” para detener la iniciativa.
Ciertamente, estos y otros puntos recibirán personal atención con el libro.