Gabriela Salas Cabrera, programadora y científica de datos, originaria de la localidad Puerto del Caballo, en el municipio de Chapulhuacán, recientemente puso el nombre de su tierra muy en alto, al lograr incorporar el náhuatl al traductor de Google.
La mujer de 28 años relató a La Jornada Hidalgo su camino, el cual no fue fácil, desde la falta de recursos económicos, machismo, discriminación, bullying, pero jamás desistió de lograr sus sueños.
Gabriela sabía que la educación resultaría una herramienta de cambio en uno de los municipios más pobres de Hidalgo, que hoy la reconoce mostrando con orgullo su imagen en el transporte de la ruta Chapulhuacán-Tamazunchale.
Quería ser ginecóloga
Antes de descubrir su verdadera vocación, la joven programadora quería ser ginecóloga, ya que veía a su abuelita atender partos. “Pero no tenía dinero para pagar esa carrera y estudié Tecnología”, cuenta.
“Mi mamá estaba apoyando a todas mis hermanas, somos cuatro y todas estábamos estudiando, entonces era complicado decirle ‘Yo quiero estudiar en la ciudad’.
“Aunque ahora ya tengo la oportunidad de estudiar Ginecología, ya me enamoré mucho de las tecnologías, esta es mi profesión, es lo que más me gusta”, se sincera.
Gabi logró egresar de la Universidad Tecnológica de Tula-Tepeji (UTTT), en Tecnologías de la Información, con una maestría en esta misma área y una especialidad en Hematología.
Actualmente, estudia la licenciatura en Matemáticas en la Universidad Abierta y a Distancia de México (UNADM).
Rompe estereotipos
Gabriela Salas Cabrera es hija de talachero (quien murió hace dos años) y de panadera.
“Cuando era pequeña mi papá me decía esos comentarios que para qué me iban a dar estudio si me iba a casar a temprana edad, o que ya me casara de una vez, porque para eso estábamos”.
“Yo le pedí a mi papá que por favor me diera la oportunidad de seguir estudiando, ‘me comprometo a buenas calificaciones, estar en los cuadros de honor’, le dije”, recuerda.
Gabi reconoce que su deseo de estudiar la hizo disciplinada, autodidacta, se define como alguien que nunca se queda con lo que dicen los profesores, “siempre soy de aprender más”.
Sufría bullying y caminaba 3 kilómetros a la escuela
Desde niña pensó que la identidad indígena no tendría que ser motivo de discriminación.
“Soy indígena, al principio decía ‘para qué voy a decir que soy indígena’, sufría mucho bullying en la escuela, por eso mi mamá trataba de no enseñarnos el náhuatl porque quería evitar la discriminación”.
“Yo le dije ‘sabes, mamá, debes dármelo, porque es algo por lo que debo sentirme orgullosa’, y a pesar de las burlas, la discriminación nunca me importó. De niña sufría mucho, ‘no importa’, dije, me siento orgullosa de serlo”.
Gabi era una estudiante de primaria en La Loma, a donde además tenía que caminar hasta tres kilómetros para llegar a la escuela.
Orgullosa de ser de la Huasteca
“Ahí (La Loma) es otra población diferente. Ellos no hablan náhuatl, nosotros en el pueblito Puerto del Caballo sí lo hablamos porque mi mamá es potosina, ella nos heredó su lengua.
“No solo ella, también mis abuelos se mudaron a Puerto del Caballo, de niña escuchaba que ellos conversaban en náhuatl y pues yo igual”, rememora.
“Me siento orgullosa por ser mujer indígena de la Huasteca potosina hidalguense. Digo mucho los dos porque yo vengo de Hidalgo, pero también le hago referencia a mi mamá, ella me heredó su lengua, pero en variante de San Luis”, aclara.
Incorporar el náhuatl es rescatar las raíces
Para Gabi incorporar el náhuatl al traductor de Google fue dar respuesta a su mamá sobre cómo podemos rescatar las raíces. “Me siento muy orgullosa, el éxito no solo es mío, es de todas las mexicanas y mexicanos, pero especialmente de la población indígena”, expresa.
“Es un trabajo voluntario, todos piensan que sí me pagaron, pero no, la mejor paga es que tu lengua ya esté en la tecnología”, refiere la también primera mujer indígena en áreas de tecnologías en la Organización para las Mujeres en Ciencia para el Mundo en Desarrollo-UNESCO.
Su papel ahí son las mentorías a niñas, “que sigan estudiando carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), o cualquier otra, lo que importa es que sigan estudiando”.
Activista tecnóloga: IA en prevención de suicido
La joven programadora también trabaja en la Inteligencia Artificial para la detección temprana de leucemia, especialmente en hombres, y la prevención del suicidio en su lugar de origen, Chapulhuacán, donde se han registrado más casos.
“He sido como activista tecnóloga sobre este tema, que podamos canalizar a estos chavos y puedan recibir atención médica, psicológica, de modo que sepan que no están solos”.
La meta de Gabi, además de formar su laboratorio o centro de investigación relacionado con la IA, es seguir impulsando a más mujeres y niñas indígenas en la ciencia y romper barreras.
“No estamos destinadas a casarnos a corta edad, en un futuro tal vez sí, si tomas esa decisión, romper esas barreras porque todavía sigue existiendo”, concluyó Salas.
Me siento orgullosa por ser mujer indígena de la Huasteca potosina hidalguense.
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