Alejandro Gálvez

Francisco Xavier, melodrama morenista

Que nadie se sorprenda con lo que está pasando en Morena tras la salida del cantante Francisco Xavier, quien ayer pidió licencia y dejó la curul que le regalaron, porque es lo “políticamente correcto”, dijo con un asomo de indignación. 

La intromisión de Berganza Escorza a las filas de Morena se dio en medio de un turbio procedimiento del cual aún no se conocen muchos detalles, pactado a nivel nacional entre las cúpulas de poder de dicha agrupación, con agandalle incluido. 

¿Por qué agandalle?, usted se preguntará.

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Haber sido candidato plurinominal a diputado local en la primera posición fue un agandalle y una sorpresa que generó disgusto en la mayoría de militantes de Morena, quienes se sintieron desplazados, pero hoy, es Francisco Xavier quien argumenta un juego irregular para sacarlo de la contienda interna rumbo a la gubernatura, aunque en estricto sentido, no todo es culpa del cantante.  

Morena se habría ahorrado el melodrama de no haber pasado por alto sus antecedentes cuando lo arroparon y lo impusieron como candidato a diputado plurinominal; hoy, la consecuencia es tener a un aspirante sin palabra, rompiendo su pacto de unidad porque las circunstancias no le favorecieron, pero como él, ¿cuántos más? 

En Morena Hidalgo no se han preocupado por conformar una estructura real, basada en su ideología, y se han tenido que conformar con la pepena de ex militantes del PRI, PAN, y PRD principalmente, que en su mayoría abandonaron sus partidos por las mismas circunstancias que Francisco Xavier. 

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Quizá por ello, cuando se trata de repartir candidaturas a los militantes se les ha excluido, y en cambio se ha privilegiado a un minúsculo grupo de arribistas cuyos nombres figuran en los pasajes más negros de la política hidalguense. 

Más allá de caer en el trillado tema de recordar los antecedentes políticos y partidistas de Francisco Xavier, sus líos con la justicia o apedrearlo a críticas por cambiar una y otra vez de discurso, basta observar su comportamiento para darse cuenta de que su naturaleza en cada proceso electoral tiene un patrón bien definido, jugar a perder que algo se ha de ganar. 

Cuando Morena le regaló la diputación plurinominal, el cantante presumía la inclusión del partido guinda, un partido democrático, congruente con sus principios, respetuoso con sus reglas internas. 

Hoy, Morena es todo lo contrario a los ojos de Berganza, quien amaga con irse por la vía independiente para buscar la gubernatura de Hidalgo, aunque en los hechos, pareciera más un grito desesperado del diputado con licencia para que algún partido le lance un salvavidas y continuar con su tradición sexenal, poder o dinero, lo que caiga primero. 

@AlexGalvezQ 


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