El Festival Internacional de Cine de América en Hidalgo (FICAH) celebra este año su octava edición, consolidándose como una plataforma clave para cineastas emergentes de México y el mundo.
En entrevista para La Jornada Hidalgo, Mariano Bouchot, presidente del FICAH, dio a conocer más detalles del proyecto.
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Desde su primera edición, en 2017, el festival ha apostado por democratizar el acceso al cine, ofreciendo todas sus funciones de manera libre y gratuita, un esfuerzo que refleja su compromiso con la difusión cultural y la inclusión social.
Aunque prioriza producciones del continente americano, también incluye obras de Asia y Europa y destaca narrativas emergentes y temáticas de gran relevancia, como los derechos humanos, la música y las problemáticas sociales.
Entre los títulos más esperados se encuentran el documental mexicano-alemán Sobrevivientes, que aborda la vida de los afectados de Ayotzinapa, y El último santo lacandón, un largometraje filmado en la Selva Lacandona que explora la vida y tradiciones de los lacandones en México.
Este año, producciones hidalguenses forman parte de la programación, como De los muertos, que retrata las tradiciones de la Huasteca.
El FICAH se ha convertido en un ejemplo de resistencia y compromiso cultural en un contexto de nulo apoyo por parte de las autoridades estatales, lamentó Mariano.
“A lo largo de estas ediciones, el principal obstáculo ha sido la falta de respaldo de las instituciones culturales, lo que nos obliga a autofinanciarnos y depender del esfuerzo del equipo que trabaja todo el año para mantenerlo vivo”, señaló.
A pesar de ello, el proyecto ha resistido, incluso en la pandemia, cuando logró llegar a millones de espectadores a través de plataformas de streaming, como FilminLatino y VIX.
Sin embargo, la intención de los organizadores siempre ha sido arraigar el festival en Hidalgo como un motor cultural para el estado.
“Queremos seguir impactando en nuestro público local, pero pareciera que las instituciones, en lugar de facilitar, nos ponen barreras”.
Bouchot destacó que el festival es una plataforma sin fines de lucro que busca formar nuevos públicos y promover narrativas emergentes de cineastas de México y el mundo.
“Es un proyecto independiente que organizamos con recursos propios; no recibimos apoyo gubernamental más allá del préstamo del recinto donde se realizan las proyecciones”.
En esta edición se proyectarán 25 títulos, entre cortometrajes y largometrajes, de diversas partes del mundo, tanto de ficción como documentales, con un enfoque especial en derechos humanos y cinematografías emergentes.
A pesar de la relevancia de este esfuerzo cultural, los organizadores se han visto obligados a reducir las sedes y actividades debido a la falta de presupuesto.
Su presidente también subrayó que no buscan recursos económicos por parte del gobierno, sino mínimos apoyos en promoción y difusión, como publicaciones en redes sociales oficiales, algo que tampoco ha sido atendido. “Ni siquiera un posteo en Facebook nos han hecho”, expresó con frustración.
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Además, criticó la falta de interés de los funcionarios en asistir al evento, a pesar de las reiteradas invitaciones enviadas.
“El FICAH es un ejemplo de resiliencia. Resistimos porque creemos en el poder del cine para transformar y enriquecer a nuestra sociedad. Seguiremos luchando para que este proyecto crezca y alcance a más personas cada año, estamos seguros de que retomaremos la grandeza del festival para seguir impactando tanto a cineastas como a espectadores”, concluyó.
La inauguración será este 16 de diciembre en el Teatro Guillermo Romo de Vivar, a las 18:00 horas, pero las proyecciones estarán disponibles desde el mediodía hasta las 19:00 horas del 16 al 18 de diciembre.
MHO