La Selección Mexicana sigue enfrentando la indiferencia de su afición, un sentimiento que ni siquiera la victoria 3-0 frente a Nueva Zelanda en el Rose Bowl pudo disipar. En el primer partido bajo la dirección de Javier Aguirre, apenas 25,271 aficionados acudieron al estadio, una cifra que dista mucho de lo que se espera del combinado nacional cuando juega en suelo estadounidense, donde históricamente ha contado con un apoyo masivo.
La situación no mejoró este miércoles en el AT&T Stadium, hogar de los Dallas Cowboys, donde nuevamente se sintió la ausencia de los seguidores tricolores. Con un estadio que se ha acostumbrado a ser un bastión para el equipo mexicano, la baja asistencia reflejó el desencanto y el distanciamiento de una afición que parece haber perdido la confianza, ya sea por el día de la semana, el costo de los boletos, o más probablemente, por los recientes fracasos del equipo.
Javier Aguirre, quien recientemente asumió el cargo de director técnico, y los jugadores han manifestado su preocupación por la falta de respaldo. Aún así, son conscientes de que la única forma de recuperar la lealtad de sus seguidores es mediante resultados positivos y un fútbol que enamore nuevamente a los aficionados. Sin un cambio en el rendimiento y la actitud del equipo, la reconciliación podría seguir siendo una meta lejana.
El Futuro en México: ¿Una Oportunidad para la Reconciliación?
Esta Fecha FIFA marca la última ocasión en la que la Selección Mexicana jugará en Estados Unidos en lo que resta del año. En octubre, los compromisos se trasladarán a México, donde el equipo tendrá una nueva oportunidad de reconectar con su público. El 12 de octubre, el Tricolor enfrentará al Valencia de España en el Estadio Cuauhtémoc de Puebla, y el 15 de octubre recibirá a Estados Unidos en el estadio Akron de Zapopan.
Estos encuentros en casa serán cruciales para medir el pulso de la afición mexicana. Podrían ser la oportunidad perfecta para que la Selección Mexicana reconstruya la relación con sus seguidores o, por el contrario, podría profundizar un desencanto que parecía impensable para un equipo que históricamente ha contado con el incondicional respaldo de su gente.
La incógnita persiste: ¿seguirá el divorcio de la afición con el Tricolor en suelo mexicano? Todo dependerá de lo que el equipo demuestre en la cancha y de si pueden entregar un rendimiento que vuelva a generar ilusión y orgullo en quienes alguna vez abarrotaron los estadios para apoyarlos.
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