Ante el nuevo escándalo de las declaraciones del dirigente del PRI, Alejandro Moreno, en las que sostuvo que a los periodistas no hay que matarlos a balazos, sino “matarlos de hambre”, el presidente Andrés Manuel López Obrador declinó involucrarse en la polémica.
“Lo mejor es no meternos en estos casos, estamos en efecto en vísperas de elecciones en seis estados y hay pasiones que se desbordan, por llamarlo amablemente. No responder a este tipo de cuestionamientos”
A pregunta expresa sobre la postura del ex gobernador de Campeche y pese a la insistencia, el mandatario declinó pronunciarse al respecto.
“Sólo decir que nosotros no perseguimos a nadie. Garantizamos libertad de expresión. Sí tenemos adversarios, pero no enemigos, adversarios que pensamos vencer en buena lid, no estamos pensando en destruir a enemigos. No odiamos y tenemos que ganar con argumentos, con la razón”.
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En otro orden de ideas, López Obrador se refirió a las protestas de trabajadores petroleros afuera de la torre de Petroleos Mexicanos, señalando que se atenderán las demandas justas pero de nueva cuenta descalificó la postura de algunos dirigentes sindicales que piensan mantener esquemas del pasado. En especial se refirió que y no habrá más venta de plazas que ellos usufructuaban por influyentismo y que manejaban con discrecionalidad.
Se aprovechaban y no asignaban las plazas a transitorios a quienes tenían más antigüedad en esa condición, sino a quienes eran más cercanos o se mochaban, pero eso ya no se va permitir.
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Señaló que se atenderán la s peticiones de los trabajadores pero “Hay quienes quieren llevar agua a su molino. líderes charros, que sienten que están siendo desplazados y ya no pueden seguir medrando y entonces azuzAn pero no irnos di la finta. Había sindicatos poderosisimos y líderes sindicales que vivían rodeados de atenciones y privilegios. Con mansiones, riquísimos”.
Recordó que cuando se canceló el proyecto del aeropuerto en Texcoco no sólo protestaron los empresarios que habían obtenido los contratos,por influyentismo , sino también los lideres sindicales.
Aseguró que los líderes sindicales “vendían el material, lo transportaban. Tenían hasta distribuidora de combustible adentro de la barda . De huachicol, eran intocables porque si no se les cumplían sus demandas, cerraban un poco lo que hace Antorcha Campesina.
Por Alonso Urrutia y Emir Olivares / La Jornada
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