¿Es útil suspender a un alumno de la escuela como medida disciplinaria?

Es claro que la posición del profesorado hoy en día se torna compleja ante una sociedad complicada en cuanto a las reglas de comportamiento social, y que para el facilitador es fastidioso lidiar con la indisciplina en el aula, que ocupa un espacio en la agenda cotidiana.

Hace unos días conocí de una situación donde un alumno fue suspendido de la escuela por una falta disciplinaria personal, que no obra en el catálogo del respectivo reglamento escolar como causal de suspensión o expulsión, el punto es que antes de llegar a este momento, no se agotaron instancias de intervención.

Te recomendamos: Por el posicionamiento de la mujer científica

Cuando se trata de una falta probada al reglamento, es indiscutible la aplicación de la medida procedente, en este caso, me refiero a esas situaciones del día a día, muchas veces repetidas como no seguir indicaciones, utilizar dispositivos electrónicos cuando no está permitido, pedir permiso de ir al baño y pasarse a la cafetería, llevar algún objeto o juguete que provoque la distracción en clase y una larga lista que nos ocuparía toda la columna.

A este respecto, todavía hay instituciones que optan por “castigar” al alumnado que presenta mala conducta con una suspensión o expulsión, pero ¿cuál es la utilidad de esta medida?

Aunque suene convincente para algunos, la gran mayoría de los especialistas que abordan este tema se decantan por un enfoque más positivo y preventivo, la realidad es que es poco probable que con una medida de esta naturaleza el estudiante cambie positivamente sus prácticas.

Puedes leer: Los ojos puestos en el convenio SEPH – MEJOREDU

Sacar a un alumno del aula o de la escuela, es como darle la oportunidad de que siga haciendo lo mismo o que encuentre el caminito para no permanecer en el salón, pedagógicamente no genera ninguna utilidad, y como medida disciplinaria tampoco representa un valor agregado.

Hay países donde está normativamente prohibido suspender o expulsar a un alumno cuando no llega a una falta que lo amerite por reglamento, pues se considera que los centros escolares deben privilegiar la protección de la dignidad humana y al separar al estudiante del salón o la escuela se le expone a la humillación y señalamiento.

¿Qué hace un alumno fuera del aula? ¿En qué utiliza ese tiempo que era para su clase? O lo que es más cruel todavía ¿Qué hace un estudiante fuera de la escuela?

A mí me tocó siendo estudiante hace 3 décadas, presenciar castigos corporales, ver como los indisciplinados eran corridos del salón o de la escuela y otras prácticas rudimentarias que se normalizaron y sembraban miedo y desafío más que contribuir a nuestra formación, al paso del tiempo, estas muestras antipedagógicas afortunadamente migraron a encuentros más sensibles y conscientes con este tipo de alumnado que demanda un tratamiento especial.    

Sacar del salón puede reforzar las malas prácticas, no es una medida eficaz hacia los problemas de comportamiento del alumnado, los procesos de intervención temprana pueden generar múltiples beneficios así como conocer el entorno del estudiante en conflicto, llamar a los padres o tutor, la generación de estímulos, técnicas para forjar empatía, el trabajo extra escolar relacionado con beneficio social o comunitario dentro del centro escolar, capacitación en habilidades para la vida y muchas estrategias más donde el profesorado, personal directivo y de apoyo deben estar habilitados para esto. Si después de aplicar estas acciones la misma conducta persiste, podría justificarse una medida drástica como la suspensión.

Por muchos argumentos, defiendo la posición de que no es adecuado el aislamiento de la sociedad estudiantil, sacar al alumno de clases o de la escuela es lo más fácil, el estudiante no cambiará a una conducta dócil después de un castigo, lo que se requiere son procesos de intervención que se coronen con la integración y comportamiento requerido del estudiantado dentro del centro escolar, que indiscutiblemente, lleva más tiempo, talento y esfuerzo que sacar a un alumno de la escuela.