La confianza es un pilar básico en los vínculos de calidad, cuando no confías, difícilmente puede seguir sintiendo amor hacia una persona o incluso en otro tipo de relaciones, no se puede construir algo sólido sí como base está la desconfianza.
La incertidumbre está presente en las relaciones, nunca se tiene del todo la certeza de lo que el otro o la otra decidirán el día de mañana, sin embargo, cuando en la dinámica se estipula que el respeto, la honestidad y la lealtad estarán presentes, tendrás mayor credulidad en que las decisiones y acciones de otra persona (igual que las tuyas) estarán sujetas al deseo y la determinación de no afectarse conscientemente de ninguna manera.
Sin embargo, cuando la confianza se rompe, a través de las mentiras, la omisión de información y en el peor de los casos, la traición, se lastima a la persona y a la relación, y una vez que la confianza desaparece se presentan escenarios en los que la relación deja de ser un lugar seguro.
Cuando tienes que cuidarte permanentemente de la falta de congruencia de las personas en las que habías confiado es muy probable que estés frente a una de estas dos situaciones: te consideras insuficiente para que la otra persona no te engañara, (lo cual no es cierto, puesto que la decisión de mentir, engañar o traicionar es de la otra persona y no tiene nada que ver con tu valía personal), y la segunda es que consciente o inconscientemente se edifica un muro para distanciarte emocionalmente de quién te lastimó, mintió y/ o defraudó, y entonces, la confianza se convierte en la antítesis del amor.
Sin confianza una relación deja de tener una vida sana, si no sabes qué esperar, si lo que recibes es constantemente negativo o sí tienes que renunciar a tus aspiraciones de vivir una relación equitativa y respetuosa, es muy probable que también se afecten tu autoestima y tu autoconcepto, porque el desamor, el engaño y las humillaciones te hacen vulnerable, al grado de convencerte de que no tendrás los recursos suficientes para poder encarar a la persona para buscar soluciones, que no hay solución ni serás capaz de reponerte de ese dolor que te provocó, y esto no te permite salir de donde se está generando ese sufrimiento en ti.
Es necesario que confíes en ti, en que a pesar del dolor emocional que hoy sientes lograrás elaborar tu duelo, transitar por la tristeza y recurrir a la resiliencia para salir fortalecido o fortalecida y construir otros vínculos, que en el futuro volverás a confiar y no congelar tu capacidad de amar ni renunciar a tu derecho a recibir amor verdadero.
La confianza, tiene un límite, como en otros aspectos de la vida, estar en uno de los dos extremos no es recomendable: ni confiar ciegamente ni vivir desconfiando permanentemente de absolutamente todo y de todos, incluso de ti mismo.
La confianza es también una forma de admiración y nace del saber que tus vínculos más importantes se han establecido con gente que comparte los mismos valores que tú, que no cosifica a las personas, que no construye relaciones considerando a nadie como desechable y que tendrán la suficiente responsabilidad afectiva para hablar y comunicarse con asertividad y empatía, que antes de lastimar se expondrá la realidad para no lastimar más con la mentira.
Tener la seguridad de que las personas con las que te rodeas, aún en los peores momentos, en un enojo, por ejemplo, no se atreverían a decir o hacer nada que vaya en contra de tu dignidad, que no conciban subestimarte, humillarte o hablar mal de ti con otras personas, saber que aún en momentos de dificultad no habrá razón para experimentar miedo ante las reacciones de tu pareja, amigos o familia.
Tener la tranquilidad de relacionarte en ausencia de miedo, lo que es más cercano al amor.
Lo que sigue haciendo confiable un vínculo es el derecho mutuo a tener una relación de igual a igual, en la que puedes exponer tus puntos de vista, no estar de acuerdo, incluso mostrar cuando te sientes herido o herida y que exista la oportunidad para hablarlo y buscar soluciones, que un problema o diferencia no es pretexto para lastimarte, amenazarte o llevarte a la indefensión aprendida en la que no se respeta tu derecho a marcar límites en una relación por miedo a las consecuencias.
Si alguien te coloca en una situación en la que no tienes la menor oportunidad de expresar lo que sientes y si te atreves recibes una respuesta negativa, un silencio punitivo o cualquier otra demostración de violencia, es importante que te escuches, que valides lo que sientes y que te sientas en libertad de dejar de confiar en esa persona, que empieces a confiar más en ti, busques apoyo y que no se normalice de ninguna forma lo que estás viviendo… que no se confunda el miedo o la dependencia con el amor.
Cuando crees que amas a alguien y no le tienes confianza cuestiónate lo que sientes hacia esa persona, quizá sea miedo a admitir lo que está ocurriendo en la relación.
Algunas características del amor romántico son el derecho a la reciprocidad, la responsabilidad afectiva, el respeto hacia tus derechos asertivos, la empatía, el buen trato, respetar la dignidad de sus integrantes, y por supuesto, relacionarse sin violencia.
La dependencia puede disfrazarse de amor, miedo a la soledad, lo que se favorece ante la existencia de ciertas creencias irracionales como el que nadie más va a amarte, que no vas a volver a amar o cualquier otra idea irracional que te lleve a tolerar en una relación lo que te hace daño, te desgasta, amarga tu existencia y te resta calidad de vida.
Si en el vínculo que vives no tienes la confianza de sentirte valorado o valorada y tu presencia no es dignificada sería importante que voltees a mirarte, que reconozcas como te sientes y que elijas si quieres y aún tienes motivos para amar a quién no cuida tu integridad y no le importan tu felicidad ni tu salud física y mental.
Confía en ti, escúchate y si los actos u omisiones de otro te han hecho dudar de ti, busca ayuda y apoyo, quizá también requieres volver a creer en ti para validar lo que sientes y tomar las decisiones que preserven tu bienestar y tu felicidad… Sin confianza no hay amor, lo que hay es miedo… y si hay miedo no hay amor.
Un abrazo
Lorena Patchen
Psicoterapia presencial y en línea.