Jorge Romero El Faro

Empezar de cero 

El Faro

Las lluvias de hace unos 15 días no sólo dejaron dolor por las víctimas que fallecieron y por la pérdida en el patrimonio de los damnificados, sino también porque para muchos implicará volver a empezar de cero y cuesta arriba.

Después de escuchar los testimonios de quienes lo perdieron todo uno trata de ponerse en sus zapatos y pensar en lo que implica renunciar súbitamente al patrimonio, al trabajo, e incluso a seres queridos.

Pero también, inevitablemente, se piensa en el porvenir. Claro, lo urgente primero. Abrir caminos, conseguir agua y alimentos para aquellas comunidades que perdieron hasta la posibilidad del libre tránsito.

Pero, ¿y después? ¿Qué pasará cuando se resuelva la emergencia, las necesidades urgentes? Ahí es donde empezará otra dura realidad.

Para las autoridades la tragedia y sus efectos abren un punto de inflexión en el que se debe pensar con cuidado qué acciones se van a echar a andar. En Hidalgo el gobernador Julio Menchaca ya ha adelantado algunas decisiones que tomará una vez que la crisis sea superada.

Algunas medidas tendrán que ser radicales, como impedir que se vuelva a construir en zonas que representan un riesgo. El propio gobernador advirtió, por ejemplo, que la comunidad de Chapula, en Tianguistengo, ya no podrá ser habitada debido a que el río que la cruza destruyó todo.

Después de los desastres se abre un doloroso paréntesis, un espacio en el tiempo y espacio para cambiar el rumbo. Ahí es donde el Estado debe hacer las cosas con sumo cuidado. Primero, con políticas que permitan a la población afectada recuperarse cuanto antes, pero también para corregir los errores que abrieron la puerta al desastre.

Para empezar, se esperaría que los atlas de riesgo ahora sí se tomen en serio. También, que el Estado  impulse a esas regiones que desde hace décadas viven rezagadas y que sufrieron los peores daños. Hablamos de municipios como Huehuetla, San Bartolo Tutotepec, Chapulhuacán, Xochiatipan, incrustados en la sierra, en la montaña, con orografías accidentadas y poblaciones dispersas.

Habrá que pensar en soluciones disruptivas,  políticas efectivas a nivel quirúrgico. Porque no hay tiempo, los recursos son escasos, y porque esas localidades ya estaban rezagadas antes de las lluvias y hoy retrocedieron aún más. No hay margen de error. Por eso el reto y su complejidad son inmensos.

crs


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