Muchos llegamos a pensar que aquel cierre de ciclo escolar del año 2020 sería el único azotado por la pandemia, pero estábamos lejos de imaginar el dolor, incertidumbre y devastación emocional y económica que la COVID deja a su paso.
Esta semana autoridades educativas y en materia de salud en la entidad anunciaron el cierre de escuelas de todos los niveles en 11 municipios por la alta propagación del virus COVID-19, se incluye a la capital hidalguense, Mineral de la Reforma, Tulancingo, Ixmiquilpan, Tizayuca y Tula que son municipios de alta movilidad por sus dimensiones.
Ante todo la salud, aunque las razones expuestas para regresar a casa fueron sustentadas, como los acelerados contagios y la falta de vacunación en la población infantil que se ve severamente afectada, la noticia cayó como bomba para algunos sectores, como los padres de familia, que en redes sociales cuestionan el hecho de que ante el irresponsable comportamiento social, nuevamente los centros escolares pagan los platos rotos.
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En aquel marzo de 2020 cuando la escuela se trasladó a casa, el escenario escolar comenzó un camino empedrado con tumbos y tropiezos, mucho se ha dicho sobre las inmensas desigualdades sociales y económicas que la pandemia puso al desnudo, donde aprender se convirtió en un reto doble para el estudiante por las múltiples realidades de cada hogar.
El mundo sufre las consecuencias académicas de la pandemia, la recuperación de contenidos llevará su tiempo pese a los grandes esfuerzos, compromiso y talento de los docentes por cumplir con programas, quedan en el tintero un montón de pendientes.
Desde luego que también se vio coartado el desarrollo del estudiante, aquel que viene de la mano con el ambiente escolar y de convivencia, y más allá de todo esto, creció el monstruo de la deserción que representa la experiencia más dolorosa en el ámbito educativo, y no es presentar cifras, es saber que un estudiante que no continúa, a lo largo de su vida tendrá menos oportunidades laborales, sociales, de desarrollo y sobre todo de realización personal.
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El cierre de trabajos escolares virtuales en 2020 se repite en 2021, con el agregado de que este último periodo escolar se desarrolló en su totalidad desde casa, como fuera, ya sea virtual, a distancia o en línea y para 2022, las circunstancias de salud permitieron un paulatino des-confinamiento escolar que desafortunadamente es atacado por la quinta ola de COVID y todo parece indicar que se repetirá la historia de los dos años anteriores.
La realidad es que todavía nos queda mucho camino por recorrer en la llamada nueva normalidad, los esfuerzos como sociedad deben duplicarse, a estas alturas afortunadamente conocemos más el comportamiento del virus y hasta hay quienes dicen que “debemos aprender a convivir con él”, que no es nada descabellado.