El ridículo declive del PRI

Nací y crecí en un bastión priista. Me tocó observar a mi papá ser obligado en uno de sus trabajos a asistir a un mitin político y llevar las bolsitas de frutsi, torta y un paste para repartir a quienes iban.

Escuché a mis primos y tías pedir copias de la credencial de elector durante la jornada electoral o decirnos que tenían que vender cierto número de boletos para eventos de gobierno.

Vi en la colonia donde vivía a la líder del barrio negociar con otras mujeres quienes sí o quienes no recibirán apoyos sociales, si no estabas afiliada al partido no te tocaba.

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Cuando estaba en la universidad, escuchaba a mi alrededor que las únicas opciones de trabajo que tenía era en el gobierno o en el partido.

La verdad es que nunca pensé ver el declive del PRI, tampoco me imaginé que los eventos que darían ese suceso tendrían mucho que ver con Hidalgo pero no saben como lo estoy disfrutando.

Luego de las elecciones de 2012, pensé que si ingeniería partidista haría que se recuperaran de haber perdido durante dos sexenios la presidencia pero no fue así, solo se hundieron más. Un Chong y un Murillo que querían usar las mismas estrategias que utilizaban en Hidalgo para esconder sus cochinadas, tienen mucha responsabilidad de lo que hoy pasa.

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Y el partido ya no supo recuperarse de la pérdida del poder, qué impresionante. Con dos personas tan oscuros como Carolina Viggiano y el insoportable de Alito, cavaron su tumba.

Con Omar Fayad orquestado las renuncias masivas del “Gracias Por Invitar* y Chong el sinvergüenza “Congruencia por México” , le dieron el golpe de gracia. Como si no fuera evidente que pactan con la derecha, que no votan en favor del avance y protección de los derechos humanos, que sus intereses los mueve el privilegio y que ha estas alturas ya es muy evidente que no tienen ni la mínima congruencia con la supuesta ideología partidista que tenían.

Qué bueno que quedarán para la posteridad el intercambio de tuits que estos personajes están dando a la población y todo esto porque Carolina Viggiano quería ser gobernadora.

Qué alegría, ojalá que desaparezca.