Como cada año, se aprobó el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) en un ejercicio que no estuvo exento de la polémica ante las decisiones y directrices por parte de la APF y la mayoría en el congreso. En ese sentido, es importante señalar que una de las principales fuentes de financiamiento proviene de las participaciones federales que, en términos de la Ley de Coordinación Fiscal, le corresponde otorgar a cada una de las 32 entidades federativas.
Bajo este contexto, en los últimos meses hemos sido testigos de los reclamos por parte de un grupo de diez gobernadores quienes conforman la denominada “Alianza Federalista,” ya que dichos gobernadores han expresado su descontento con la forma en que la actual administración pública federal ha destinado los recursos. Dicha confrontación entre el gobierno federal y la Alianza Federalista se tornó más aguda ante el recorte de casi 7 mil millones de pesos impuesto para las entidades federativas y municipios. Incluso ha habido gobernadores que han amenazado con salirse del pacto fiscal.
La coyuntura que estamos viviendo representa un sinfín de retos para todos los órdenes de gobierno y las tareas que deben realizar se vislumbran complejas, sobre todo, en materia de salud para lograr controlar la pandemia y en materia económica para poder continuar con la recuperación económica de manera ordenada y sostenible. Ante esto, la Federación ha delineado las políticas de salud y económicas dejando claro que las entidades federativas debían diseñar y establecer una estrategia propia y coordinada.
Sin duda, el paquete económico del 2021 viene acompañado de retos sin precedentes. El asunto se vuelve más complejo si observamos la histórica dependencia de las entidades federativas a las transferencias federales (más de 80% de los ingresos estatales) y la estimación a la baja en estas participaciones para el 2020 (-8% de lo programado) y 2021 (-5.2% real) que la SHCP hace en los “Pre-criterios 2021”. Además, la recaudación local en México es de 0.9% del PIB, por debajo del 5.1% de la media de la OCDE. Por si fuera poco, esta recaudación local seguramente también se verá afectada.
Ante dicho escenario los gobernadores, en una responsabilidad que es primordialmente de la federación, enfrentan hoy una nueva realidad: seguir procurando y proveer atención médica oportuna, tener infraestructura suficiente de salud, salvaguardar el ingreso de las familias, cuidar el empleo y fomentar la viabilidad de los comercios y empresas- y pretender hacerlo todo con un menor presupuesto.
Hoy, la realidad social se impone, por lo que es imperioso y urgente atender y poder controlar la transmisión de la pandemia, al mismo tiempo que se reactive la economía, por medio de diferentes medidas en las que se logre encontrar un equilibrio en el que la reactivación económica del país no signifique riesgos en materia sanitaria
Sin duda, es necesario que la federación y las entidades federativas encuentren espacios de diálogo coordinado, constante, constructivo y productivo, con el objetivo de mostrar unidad y fortaleza ante un entorno económico complejo, en el cual la ciudadanía es la que se está viendo afectada. En situaciones tan complejas es cuando más se necesita apostar por la unidad y fortaleza.
CONSULTOR Y PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD PANAMERICANA
@EMILIOSL
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