Los cambios que ha traído Morena con su proyecto de régimen no solo han modificado el tablero político interno, también han encendido alertas en Washington. Estados Unidos ya no habla de ajustes menores al T-MEC, sino de abrir de nuevo capítulos enteros para alinearlos a la realidad mexicana de los próximos años.
Y es que, por más escándalos que surjan en contra de la 4T, estos se les resbalan con encuestas en mano. El gobierno federal sigue avanzando con respaldo popular, pero en el norte no han pasado desapercibidos los movimientos internos: la desaparición del INAI, la recomposición de la Suprema Corte con nuevos ministros y la inminente reforma electoral. Para Estados Unidos, todo eso altera las “reglas de certeza” bajo las que se firmó el tratado.
El país con el que se negoció el T-MEC ya no existe. México dejó atrás al PRIAN y Washington quiere imponer candados a este nuevo orden, bajo la lógica de mantener a su vecino en la dinámica de “socio dependiente”. En realidad, más que socios, nos ven como empleados útiles dentro de su cadena de producción.
El gobierno mexicano parece intuir la jugada y ha empezado a blindar ciertos sectores estratégicos. Productores locales de calzado, textiles y automotriz reciben apoyos frente a la ola de productos chinos, con la intención de llegar a la mesa de renegociación con argumentos de protección y competitividad. La apuesta es clara: que el próximo T-MEC no sea un terreno de concesiones unilaterales, sino un instrumento de fuerza para los intereses nacionales.
El reto está en no repetir la historia. Si México llega con improvisaciones, terminará firmando otro tratado pensado en Washington. Pero si llega preparado, con información dura sobre cadenas de valor, empleo e innovación local, puede convertir la renegociación en una oportunidad.
La pregunta de fondo es si la clase política mexicana está lista para negociar desde una postura de autonomía real o seguirá aceptando el papel de socio menor en un esquema donde el “nuevo orden” solo significa obedecer al patrón del norte.

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