DANIEL-FRAGOSO-EL SURTIDOR

El Libro del Desasosiego

El Libro del Desasosiego de Fernando Pessoa, con su prosa fragmentaria, heteronimia y exploración del yo interior vía Bernardo Soares, influyó profundamente en la poesía mexicana del siglo XX, abriendo camino a la fragmentación confesional, la reflexión existencial sobre la identidad, la subjetividad lírica y la desintegración del sujeto, temas cruciales para poetas como Octavio Paz, Jaime Sabines o Rosario Castellanos, quienes encontraron en Pessoa un modelo para expresar la angustia moderna, la disolución del “yo” y la búsqueda de sentido en un mundo fragmentado, explorando la belleza en la melancolía y la vida marginal, legitimando la introspección profunda como materia poética.

Publicado póstumamente, este “diario sin fechas” es la obra en prosa más completa de Pessoa, escrita bajo la heteronimia de Bernardo Soares, un ayudante de contable en Lisboa. Su estructura fragmentaria, aforística y poética, se convirtió en un espejo de la psique moderna, reflejando la disociación entre el ser y la realidad, la vida observada y la vida vivida, la melancolía y el tedio.

La creación de Soares, un heterónimo que es el “otro” de Pessoa, resonó con la búsqueda de identidad en la poesía mexicana. Poetas como Octavio Paz, en sus exploraciones de “máscara y rostro” o el “otro yo”, encontraron un eco en la fragmentación pessoana, validando la idea de que el sujeto poético no es monolítico, sino un espacio de voces y perspectivas, como en su poemario “Piedra de Sol” o sus reflexiones sobre la identidad en “El Laberinto de la Soledad”.

La prosa de Soares, que narra pensamientos íntimos y sensaciones comunes pero profundas, abrió el camino para una poesía mexicana más confesional y existencial, desvinculada del grandilocuente modernismo. Poetas como Jaime Sabines o Rosario Castellanos bebieron de esta fuente para expresar la fragilidad humana, la soledad urbana y la desilusión, utilizando la prosa poética para desmenuzar la experiencia cotidiana, haciendo de lo íntimo un tema universal.

El desasosiego, el tedio y la nostalgia pessoanos se convirtieron en materia poética central. Pessoa demostró que la contemplación de la insignificancia y la inacción podían generar una lírica profunda y bella. Esto influyó en una sensibilidad melancólica en la poesía mexicana, donde se valora la reflexión sobre la vida marginal, la observación desde el “margen”, como lo hacía Soares en su oficina, una voz que dialoga con el vacío.

Pessoa elevó la prosa a un nivel poético sublime, jugando con el ritmo y la musicalidad de las palabras. Esto inspiró a poetas mexicanos a romper las barreras entre géneros, utilizando aforismos, divagaciones y fragmentos de diario, como en la obra de Xavier Villaurrutia o Efraín Huerta, para construir una poesía más cercana al pensamiento y a la reflexión filosófica, permeada de un lirismo sutil.

El Libro del Desasosiego no solo introdujo temas, sino una forma de sentir y escribir: una poesía que nace de la introspección, que asume la fragmentación del yo moderno y que encuentra belleza en la melancolía, legitimando una voz lírica más plural, subjetiva y profundamente humana en el México del siglo XX.

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