BRENDA FLORES

El impulso del Día Naranja desde el aula

Mañana 25 de julio es el El Día Naranja y como cada mes, se conmemora esta fecha para actuar, generar conciencia y prevenir la violencia contra mujeres y niñas.

El Día Naranja busca movilizar a la opinión pública y a los gobiernos para emprender acciones concretas con el fin de promover y fomentar la cultura de la no violencia, es común en alusión a este día, portar una prenda de color naranja, algún distintivo de la misma tonalidad y en escuelas, oficinas y espacios públicos se realizan conferencias, talleres, pláticas y diferentes acciones con temas relacionados a la prevención de la violencia en cualquiera de sus formas contra el género femenino.

Es preciso recordar que la fecha surge a raíz del 25 de noviembre, Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres decretado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) en 1999, y con afán de hacer la lucha presente de manera más permanente, se implementa el día 25 de cada mes para sumar esfuerzos y que el tema esté más presente.

El prevenir la violencia contra las mujeres y las niñas es responsabilidad de todos, se puede apreciar como cada vez más la población en general se manifiesta en apoyo a la no violencia desde diferentes trincheras, suele ser más común ver en sus redes sociales cartones, imágenes, frases o discursos en apoyo a esta fecha utilizando hasgtag como #DiaNaranja o #YomepintodeNaranja.

Y aunque los esfuerzos son muchos, la realidad es que el camino aún es largo, los índices de violencia hacia el género femenino además de no disminuirse van tomando nuevos y desafortunados matices.

El Día Naranja es un recordatorio al respeto del género femenino y debiera conmemorarse todos los días desde casa, en los espacios laborales, en la calle, en las escuelas y en cualquier rincón de convivencia, sin duda, los centros educativos tienen un papel preponderante en esta lucha, ya que el aula debe ser un lugar seguro para niñas y mujeres y desde ahí gestarse cultura en el tema además de generar conciencia y  compromisos para coadyuvar a lograr el acceso de las mujeres y niñas a una vida libre de violencia.

En este sentido, el docente actual debe inspirar una visión integral de la educación, abrir puertas y ventanas para impulsar a su alumnado a ser plenos, socialmente responsables y hacer de estos temas parte de su agenda.

En este último año y medio atípico por la pandemia donde las aulas se trasladaron a las casas, desafortunadamente han aparecido contextos de violencia en los hogares que afectan en mayor proporción a niñas y mujeres.

Para la ONU, la violencia y la amenaza de violencia contra las mujeres es la más extendida violación de derechos humanos, socava el desarrollo de los países, genera inestabilidad en las sociedades e impide el progreso hacia la justicia y la paz. La violencia contra las mujeres y las niñas tiene consecuencias físicas, sexuales, psicológicas e incluso mortales para las mujeres.

El 25 de cada mes no puede quedar en conferencias o discursos, debe ser parte de nuestro día a día, de nuestro actuar, de nuestra cultura y sobre todo permearlo en nuestro entorno y con nuestros hijos, para que el sueño de erradicar la violencia hacia las mujeres vaya tomando realidad. 


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