El desaire sosista

A nadie debe sorprender el desaire no del rector, si del jeje político del grupo que por cuatro décadas ha tenido secuestrada a la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), Gerardo Sosa Castelán, porque se equivoca rotundamente quien crea que las decisiones las toma Octavio Castillo Acosta quien como todos sus antecesores obedecen sumisamente al originario de Acaxochitlán.

Sosa Castelán, obedece a su naturaleza y para él, dejar plantados no a los alumnos del Instituto de Artes sino al gobernador que atendió el llamado de los paristas para intermediar en el conflicto aceptado inicialmente por la rectoría, que no por el rector porque el control de la UAEH esta en manos del originario de Acaxochitlán es desafiar al titular del Ejecutivo como lo hizo con los anteriores siete gobernantes.

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Cuando se percató que sus subordinados incluyendo a sus hermanos Damián y Agustín, no le encontraban la cuadratura al círculo, tomó en sus manos la operación del conflicto que condujo al paro de clases y lo único que entregó fue la cabeza de la directora del Instituto de Artes, que tenía la simpatía de Castillo Acosta.

Rompió la unidad del movimiento estudiantil y aislaron al IDA y abrió el espacio para renovar la dirigencia del Consejo Estudiantil Universitario del Estado de Hidalgo (CEUEH) con un proceso controlado para no dejar esta parte de la comunidad universitaria a manos ajenas a las suyas, menos con tendencias democráticas.

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Así envía el mensaje de que la UAEH es suya y que desde ahí seguirá peleando por espacios de poder aunque nunca logre su objetivo de gobernar Hidalgo, pero se mantendrá como jefe de un grupo político de permanencia cuyo objetivo es lograr una posición que le permitan resolver su situación legal, claro sin perder su universidad, aunque el movimiento RebelArte, no es buen augurio para sus intereses.