Esta semana hubo un debate en tuiter sobre si es discriminatorio nombrar con términos como fresa, frezapatista o fifí es discriminación. La respuesta es no, pero claro que para ciertas personas es incómodo escuchar esto.
Hacer ejercicios de autorreflexión que nos permitan conocer quiénes somos y dónde estamos parados, no es fácil y menos cuando el binarismo con el que pensamos nos sigue llevando a maniqueísmos, en el cual que se nos diga que somos blancxs o ricxs parece llevarnos más a la ofensa que a ser conscientes de nuestra realidad.
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Nombrar el privilegio es importante para saber cómo usarlo como una herramienta para generar otras condiciones para los demás, pero también para saber que somos susceptibles a discriminar y violentar.
Por ejemplo: sé que en muchos contextos yo soy fresa y blanca. Que por estás cosas puedo generar situaciones de poder con otras personas o grupos y que también tengo acceso a espacios y tratos que otras personas no. No es una ofensa que me digan fresa y blanca, me sirve de recordatorio para saber quién soy y dónde estoy. Nunca me han discriminado ni violentado por serlo, las violencias que he atravesado vienen de otros lugares y situaciones: como la juventud, la clase social, ser lesbiana, ser de provincia, mi educación.
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Si la banda que representamos más cuestiones de privilegio que de resistencia no somos conscientes de esto y nos seguimos sintiendo atacadas, además de perpetuar las.relaciones de poder que tenemos, desviamos la atención de los graves problemas que el clasiracismo, la heterosexualidad, la identidad de género, el capacitismo están causando hoy, en este momento en el país. Y no conformes con eso vaciamos los discursos que tanto tiempo ha costado posicionarse.
Así que no existe ni el clasismo ni el racismo a la inversa, ni la heterofobia, ni la cisfobia, ni la capacifobia. Hagámonos cargo de quienes somos y actuemos para cambiar nuestra sociedad, es urgente.
Posdata:
- Ningún avance sobre la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas.