En mis tiempos de alumna universitaria era impensable contar con un teléfono personal, ya existían, pero el servicio era caro y casi inalcanzable para un estudiante promedio.
El tiempo ha trascurrido y el uso de la telefonía móvil no solo se ha popularizado, sino que se ha convertido en un elemento imprescindible para muchas tareas, es común preguntarle a alguien su número celular, porque asumimos que todos tienen un dispositivo personal, es más, los teléfonos fijos en casas y oficinas están prácticamente en peligro de extinción.
El uso del celular pasó de ser solo un medio de comunicación a uno de información, es ahora una oficina móvil, la forma más accesible para socializar a través de las redes sociales, un apoyo escolar y un montón de cosas más, incluso el mayor uso que se le da al teléfono ya no es para hablar, ahora nos facilita la vida y rompe fronteras de comunicación.
El uso del celular en el aula ha sido materia de debate en un sin número de foros de especialistas educativos, es preciso señalar que no estamos hablando del llamado “Mobile Learning” o aprendizaje a través del celular que aglutina una serie de metodologías para el aprendizaje mediante un dispositivo móvil, sino del celular como un apoyo en el proceso enseñanza-aprendizaje.
El celular como toda tecnología de la información y la comunicación, puede tener múltiples ventajas en su uso, también amplias desventajas o perjuicios con el abuso o mal uso del mismo y así ocurre dentro del aula.
Durante la contingencia por COVID 19 se pusieron al desnudo desigualdades como las sociales, económicas y tecnológicas, para los alumnos que tienen acceso a dispositivos electrónicos, el uso del celular se incrementó exponencialmente; también se notó que quienes pudieron, adquirieron algún tipo de dispositivo entre los que se encuentra el teléfono móvil, que ha jugado un papel preponderante para aprender desde casa.
Las ventajas de ocupar el celular para aprender suelen ser muchas, como lo son el tener acceso a internet, consultar fuentes oficiales de información, ingresar a foros, utilizar plataformas educativas, aprender a hacer un buen uso de la tecnología, acceder a redes para completar proyectos, llevar un registro electrónico de actividades, planificar estudio, acceso a calendario, calculadora y otras herramientas útiles.
Es tan común el uso del celular entre los jóvenes, que se ha demostrado que el alumno disminuye sus niveles de ansiedad al poder utilizar el celular y tenerlo a la vista o en la mano durante sus clases.
Las desventajas también pueden ser muchas, como el uso inadecuado del celular al atender redes sociales, juegos, editores de fotografías o videos y toda la amplia gama de distractores que puede haber; la divergencia en la tecnología, es decir, si todos cuentan con el dispositivo y las características tecnológicas básicas para los fines académicos que se persiguen también puede ser una barrera si se pretende utilizarla con un grupo de alumnos.
Otra desventaja es que no aplica para todas las edades, tampoco aplica para todos los niveles educativos.
En época de pandemia, el celular ha jugado un papel clave para que los estudiantes se ayuden a cumplir con sus tareas escolares desde casa.
Lo cierto es que, el celular puede ser una herramienta de gran apoyo si se define el objetivo de aprendizaje, se delimita el tiempo de uso para la realización de determinada tarea y se establecen las reglas de uso, de lo contrario, podría convertirse en un elemento de diversión y distracción dentro de clase.
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