El celular en el aula ¿apoyo o distracción? 

El celular es sin duda uno de los grandes inventos de la tecnología moderna, la historia reciente de este aparato tiene que ver con el estilo de vida, actividades laborales, de esparcimiento, estudio y mucho más. 

Con el teléfono móvil, lo mismo tomamos una foto, un video, se envía un mensaje o verificamos el clima, el acceso a redes sociales es inmediato, estamos informados, para muchos es su oficina portátil y de manera reciente con la pandemia, se convirtió en aula móvil.  

Podemos ver como cada vez más personas tienen un celular, y que lo adquieren a una edad más temprana, es muy común ver a niños con estos dispositivos antes de que caminen o hablen (prestados de alguien, pero ya los saben manipular) y aunque los beneficios son muchos e incontables, también aparecen las desventajas. 

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Por ejemplo, en materia educativa, el uso del celular en el aula ha sido materia de debate en un sin número de foros de especialistas educativos, es preciso señalar que no estamos hablando del llamado “Mobile Learning” o aprendizaje a través del celular que aglutina una serie de metodologías para el aprendizaje mediante un dispositivo móvil, sino del celular como un apoyo en el proceso enseñanza-aprendizaje. 

Es un hecho que durante la contingencia por Covid19 el uso del celular se incrementó exponencialmente, este dispositivo fue uno de los más populares para aprender desde casa y es tan común el uso del celular entre los jóvenes, que en clases presenciales se ha demostrado que el alumno puede presentar episodios de ansiedad por no tener el celular en la mano o a la vista.   

Las ventajas de su usabilidad escolar son muchas dependiendo de la edad en que se pretende incluir, por ejemplo, su fácil manejo, uso de herramientas educativas tecnológicas, trabajo remoto, investigación inmediata, aumento en la motivación, incremento en la participación, fortalece el trabajo cooperativo y colaborativo mediante herramientas y otras más. 

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Para el caso de las desventajas, vienen en proporción con las ventajas, la principal es la distracción, especialmente cuando el alumnado deja de utilizarlo para tareas académicas y se enfoca al entretenimiento, estrés visual, sedentarismo, no se puede incluir en cualquier edad escolar, o que el facilitador pierda el control de la tarea asignada. 

Lo cierto es que, el celular puede ser una herramienta de gran apoyo si se define el objetivo de aprendizaje, se delimita el tiempo de uso para la realización de determinada tarea y se establecen las reglas de uso, de lo contrario, podría convertirse en un elemento de diversión y distracción dentro de clase.  

Para incluirlo en una tarea escolar, el docente deberá asegurarse de controlar el escenario, asegurar la conectividad y contemplar la posible desigualdad socioeconómica al adquirir un dispositivo de este tipo para que la actividad resulte.  

Hay quienes sostienen que el uso de celulares, especialmente inteligentes, si bien facilita la vida, también propicia que la gente conviva menos, que cambie la comunicación y la convivencia en la dinámica familiar y que a veces vale la pena regresar a las bases, pero también existe el posicionamiento opuesto por quienes resuelven prácticamente todas sus necesidades con el móvil.     

En fin, todo se reduce al rol que se desempeñe, al estilo de vida del usuario, y los objetivos académicos que se persiguen, la realidad es que muchos de nosotros basamos nuestra cotidianeidad en el celular y no nos vemos sin él.