El cameleonismo de Manuel Rivera

No cabe duda que el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) “transforma” corazones y hace sensible a la gente cuyo pasado fue más duro que una piedra de cantera, basta ver a Manuel de Jesús Rivera Fernández, el ex alcalde de San Felipe Orizatlán de cuna priista que hoy grita a los cuatro puntos cardinales haberse convertido en fiel seguidor de la Cuarta Transformación y su ideología.

Rivera Fernández, justa y ampliamente conocido popularmente en su natal Orizatlán como “Manuel el Loco”, mote ganado por aquellos arranques y actitudes totalmente fuera de sí – agresivos – que en más de una ocasión lo llevaron a ocupar los titulares de los medios de comunicación de la región, hoy es un “pan de Dios” que asegura ser otro y, ahora sí, dice que su alma le indica trabajar para el bien de su amado pueblo, ese mismo donde dejó decenas de obras inconclusas y donde maltrató repetidamente a la gente del campo, principalmente, porque los de la cabecera lo mandaban muy lejos pero no iba.

Este personaje, de un tiempo a la actualidad, enarbola la bandera del hombre bondadoso, caritativo, comprensivo, amable, risueño, apapachador, alegre, risueño, saludador y hasta besucón, que se toma la foto con quien se deje, para luego subirla a sus redes sociales donde pretende vender su nueva imagen sin conseguirlo, pues a todas luces sobresale su piel de oveja sobre un lomo de lobo hambriento de poder y ambición desmedidas, dispuesto a atacar a quien se deje para lograr su cometido: ser de nueva cuenta presidente municipal.

La carrera política inició durante el gobierno priista de Justino Hernández Amador, Rivera Fernández era prestanombres de un contratista de Tamazunchale. San Luis Potosí, pero como no terminaron como amigos, fue ahí cuando inició amasar du fortuna ejecutando obra pública y dando los respectivos porcentajes de obras de cuestionada calidad.

Pero el tiempo de bonanza fue cuando también financió al ex alcalde Martín Ramírez Sosa, periodo en donde prácticamente nadie construyó un centímetro cuadrado porque toda la obra la ejecutó el conocido “Loco”. Posteriormente vio el negocio financiando campañas políticas no solo en Hidalgo, sino también en Veracruz y San Luis Potosí.

Logró su anhelado sueño de ser alcalde, pensando que todo mundo le rendiría pleitesía, pero en el ocaso de su gobierno, debido a compromisos incumplidos fue golpeado por habitantes de una comunidad rural que hartos de sus desplantes lo tundieron a golpes, pero además documentaron el hecho, el video se viralizó y fue visto por millones de personas.

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No sólo el escándalo alcanza a Manuel Rivera, también a parte de su familia, porque uno de sus hijos subió a las redes sociales un video en donde detonaba armas exclusivas del Ejército, sin embargo, como está acostumbrado, dio dinero por doquier para que el júnior no tuviera problemas por esa “hazaña”.

En la campaña a gobernador dejó al partido de sus amores el PRI para buscar protección y cobijo en Morena, pero no conforme ahora piensa que le darán la candidatura morenista, ¡vaya optimismo!, para alguien que lo persigue el fantasma de la corrupción.

Acaso será el infiltrado para sacar raja, porque no hay que olvidar que gracias al senador Miguel Osorio Chong se adjudicó obra pública en el sureste mexicano a través de la CDI, cuya comisionada era Nuvia Mayorga.

Es vox populli que tratan de gobernar a través de actual gobierno que encabeza Érika Saab, porque él mismo presume la inversión que hizo para la campaña.

El dirigente del PRI nacional lo acusó públicamente de traición y acusó la expulsión del priismo, aunque no le importa mucho, porque es más grande la ambición que la convicción partidista.

La pregunta del millón, es si se le verá como candidato abanderando el discurso contra la corrupción, sí así ocurre, no solo la ambición no tiene límites, sino que también se le equiparará con el cinismo, que seguro será rechazado por el pueblo sabio y justo.

Por Iñaki Fernández