El cambio climático presenta una amenaza para el futuro de la humanidad. Como todos hemos sido testigos, la actividad humana ha provocado un alza en la emisión de gases de efecto invernadero.
Es por ello, que en el 2022 se celebrarán alrededor de 10 eventos mundiales clave con el objetivo de seguir alimentando el debate y construir decisiones transversales y progresivas de política pública en torno a uno de los temas más importantes de nuestros tiempos. Desde la Conferencia anual de la ONU sobre el Cambio Climático en Egipto, hasta la Conferencia sobre los Océanos en Portugal, tendrán por objetivo el limitar y prevenir las emisiones que causan el calentamiento global.
Es por ello que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU emitió un reporte en febrero de este año relativo a la mitigación del cambio climático, en donde estableció que la temperatura de la tierra va en constante aumento, advirtiendo que, de no adoptar medidas drásticas en materia ambiental, la misma pasará a ser de 1.5ºC para el 2040. Finalmente, dicho reporte estableció como clave para hacer frente a este fenómeno mundial al sector energético.
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Ahora bien, en cuanto a nuestro país, México ocupa el lugar número 14 de emisiones de gases a nivel mundial. De acuerdo con datos del Sistema Nacional de Información Ambiental y de Recursos Naturales, de las emisiones de gases de efecto invernadero por consumo de combustibles fósiles en el 2015, el 74% provinieron del sector energético, el 13% por la agricultura y el 8% de procesos industriales. Estas cifras apuntan a que la generación de energías limpias y renovables representan una gran área de oportunidad en México para combatir el cambio climático.
En el marco de la Agenda 2030, nuestro país se comprometió a producir el 50% de su electricidad mediante energías limpias para el 2025 y que México ha celebrado diversos tratados internacionales en la materia y ha asumido diferentes obligaciones que han incorporado y creado leyes y reglamentos nacionales con relación al cambio climático. Sin embargo, no hemos logrado exitosamente integrar a nuestra concepción de política pública una verdadera adopción por parte del Estado y de la sociedad de medidas de mitigación que integren un plan a largo plazo en cuanto a la inclusión y diversificación de energías renovables para hacerle frente al cambio climático.
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Se debe impulsar a que la figura del Sistema Nacional de Cambio Climático (SINACC), establecido por nuestra Ley General de Cambio Climático, se oriente a propiciar una comunicación, colaboración, coordinación y concertación sobre la política nacional de cambio climático que incluya una visión de energías renovables.
El contexto internacional va encaminado a progresar y adoptar acciones paulatinas de mitigación que velen por un medio ambiente sano. México debe unirse a este esfuerzo internacional de construir políticas públicas adecuadas que verdaderamente incidan en la baja de emisiones a nivel global.
Emilio Suárez Licona
Consultor y Profesor de la UP
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