La cuarentena ya se extendió a año y medio en nuestro país y todavía no se ve para cuando, entre el encierro, el cambio radical de algunas actividades y el cierre de otras, la disminución de ingresos o pérdida de empleos y una convivencia en casa a la cual prácticamente no estábamos acostumbrados, ha provocado situaciones de tensión laboral, personal y colectiva.
Cada quien desde sus responsabilidades ha experimentado situaciones de cambio de ánimo en este periodo, el estrés escolar, en el hogar y en el trabajo han sido de los más recurrentes.
El Burnout también conocido como el Síndrome del Trabajador Quemado o Síndrome de Desgaste Profesional, es un estado de estrés crónico o insatisfacción laboral que se manifiesta comúnmente con agotamiento mental, emocional y físico que se presenta como resultado de exigencias agobiantes en el trabajo.
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La pandemia no solo ha trastocado la economía mundial, también la educación ha sufrido un fuerte embate y de igual manera la población ha sido afectada enérgicamente en lo personal, los efectos psicológicos en la gente son diversos y pareciera que se elevan conforme continúa el confinamiento.
Algunos especialistas sostienen que la esfera personal y la esfera laboral tienden a solaparse y no es ningún secreto que el estrés tecnológico por el abuso de las pantallas, hábitos sedentarios, falta de horarios establecidos, multiplicidad de roles en el hogar, irregularidades en el sueño, así como los sentimientos de incertidumbre y miedo, pueden detonar altos niveles de estrés en el trabajo.
La desmotivación es un elemento clave para ponerse alerta ante el bournout, a estas alturas del partido muchos hemos experimentado o escuchado de compañeros de trabajo historias de irritación, hartazgo, fatiga, apatía, cefaleas, nerviosismo y hasta náuseas relacionadas con el estrés laboral.
El tema se colocó en niveles que, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció en 2019 el burnout como enfermedad que entrará en vigor el 1 de enero de 2022 como parte de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas de Salud Conexos; ahora también se habla del Burnout Académico, tema que será motivo de otro Apunte.
Aunque el burnout está estrechamente ligado a condiciones personales, algunas recomendaciones de autocuidado que pueden disminuir o erradicar este trastorno son, entre otras, establecer horarios de trabajo, identificar prioridades laborales y personales, renovar objetivos, practicar hábitos de alimentación saludable, descanso, cuando asista la razón aprender a decir no, brindarse tiempo personal, y si de plano se agotaron las instancias y no mejora la situación, se puede optar por un giro laboral como último recurso.
Pero hay que ponerle atención, ya sea como trabajador o como jefe, el burnout puede causar grandes afectaciones en la salud física y mental además de impactar negativamente en la productividad de las organizaciones o empresas, el síndrome se pueda tratar y cambios pequeños pueden generar impacto positivo, pero, por el contrario, de no tratarse, se puede incrementar el riesgo de presentar trastornos psiquiátricos y problemas físicos en el futuro.
Entre todo lo que ha provocado la pandemia, también ha potencializado el burnout y desafortunadamente muchas personas no saben que atraviesan por este proceso, estar de malas va mucho más allá de un mal carácter, de fondo hay temas que pueden tratarse, y a tiempo, las posibilidades de éxito son superiores.
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