El burnout académico   

La pandemia trastoca a la educación, y muchos escolares son afectados enérgicamente en lo personal, es posible que como padre o madre de familia hayas detectado alguna alteración en el comportamiento escolar de tus hijos, y aquí los docentes juegan un papel determinante para identificar a los alumnos que requieren de un acompañamiento específico.  

En este proceso pandémico, muchos experimentamos situaciones de cambio de ánimo, estrés escolar, tensiones en el hogar o en el trabajo provocadas por el vuelco radical de algunas actividades y el cierre de otras, la disminución de ingresos o pérdida de empleos y una convivencia en casa a la cual prácticamente no estamos acostumbrados. 

A manera de antecedente, hago mención del burnout, también conocido como el síndrome del trabajador quemado o de desgaste profesional, que se recrudeció con la pandemia, es un estado de estrés crónico o insatisfacción laboral manifestado comúnmente con agotamiento mental, emocional y físico que se presenta como resultado de exigencias agobiantes en el trabajo.  

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El tema se colocó en niveles que, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció en 2019 al burnout como enfermedad y en correlación, ahora también se incrementó el Burnout Académico, que se caracteriza por el agotamiento que afecta la capacidad y motivación relacionada con el estudio y provoca bajo rendimiento académico, el símil es el síndrome del estudiante quemado.  

Sin duda la esfera personal y la esfera académica tienden a solaparse, y en los últimos dos años y medio el estrés tecnológico por el abuso de las pantallas, hábitos sedentarios, falta de horarios establecidos, multiplicidad de roles en el hogar, irregularidades en el sueño, así como los sentimientos de incertidumbre y miedo, detonaron altos niveles de estrés en el estudiantado.   

En realidad, no todo es burnout académico, pero tampoco existe un medidor para detectar este padecimiento, ya que se liga estrechamente a condiciones personales y es multifactorial, los síntomas más comunes son el agotamiento continuo, falta de concentración en clases, ausencia de creatividad, aislamiento, irritabilidad, pérdida de la confianza para realizar labores académicas, desinterés, sentirse aburrido ante actividades escolares, incumplimiento y tensiones en el cuerpo que pueden llevar a dolores de cabeza o musculares. 

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La desmotivación es un elemento clave para ponerse alerta ante el burnout académico y poder actuar, ya sea como profesor o como padre de familia, algunas recomendaciones de autocuidado que pueden mitigar este trastorno tienen que ver con generar horarios de estudio, identificar prioridades escolares y personales, practicar hábitos de alimentación saludable, descanso y brindarse tiempo personal. 

Ahora que regresamos al trabajo presencial en las escuelas, también regresa la posibilidad de recuperar el ambiente escolar tan reclamado, es la oportunidad de oro para disminuir el burnout, muchos estudiantes no saben que atraviesan por este proceso y es momento de hacer caso a ese llamado de atención que hace tu cuerpo o tu mente.  

Si reconoces algunos de estos factores detonantes, puedes acercarte al área de psicología o psicopedagogía de tu escuela, o bien, acudir a un especialista en materia de salud mental, el primer paso es no sentir pena o miedo, a cualquiera nos puede pasar.