Hidalgo es un estado rico por su patrimonio cultural histórico tanto en bienes tangibles como intangibles y que, sin embargo, es vulnerable por su propio desgaste natural y otros factores como el descuido, desinterés, e incluso el robo. No obstante, tanto el INAH como la propia iglesia han puesto en marcha mecanismos para proteger el legado cultural local.
El arte sacro es la denominación actual empleada para las producciones artísticas que tienen como tema principal la veneración y culto, bienes que pueden considerarse en riesgo por distintos factores que van desde alteraciones físicas, químicas, biológicas y antropogénicas.
Santiago Soto Urrutia, especialista y restaurador de bienes muebles en el Instituto Nacional de Antropología e Historia, señala que la principal incidencia que pone en riesgo este patrimonio es el antropogénico, por vandalismo, omisión, descuido y robo.
“Un fenómeno que se da a partir de 1992 es el robo de arte religioso, año en que se dan los primeros reportes y denuncias de robo, que en total sumaron ocho; posteriormente incrementan los casos hacia el año 2009 y 2010 con 24 reportes; en tiempos recientes, en 2019, solo se reportó un solo caso”.
Se puntualizó que la mayor incidencia de robo en el estado se da en comunidades del Valle del Mezquital, siendo las esculturas, pinturas de caballete, campanas y documentos religiosos los principales objetos de hurto.
El procedimiento para la denuncia se inicia a partir del anuncio de párrocos o representantes de la comunidad al INAH, que a su vez realiza la denuncia formal ante el Ministerio Público Federal para obtener la carpeta de investigación y boletinar a la Interpol y aduanas.
“A todo este proceso se da seguimiento, pero lamentablemente es difícil que se logre el rescate. Hay solo un caso en el que se ha recuperado un bien del extranjero que pertenecía a la comunidad de San Juan Tepemazalco en Zempoala”.
La estrategia del INAH, detalló, es fomentar el acercamiento en comunidades, impartiendo pláticas sobre las medidas de protección como el asegurar accesos, colocar cámaras de videovigilancia y un código de alerta; así como un inventario o registro detallado de las piezas de arte sacro.
“Recientemente se tuvo una cátedra prima en el Seminario Mayor para que sacerdotes y seminaristas cuenten con los conocimientos en materia de conservación y preservación de su patrimonio en las iglesias”.
“Hidalgo es un estado con una riqueza cultural increíble”
De acuerdo con el especialista y restaurador de bienes muebles, por ley todo el patrimonio cultural de la nación está resguardado por el INAH, institución encargada de la protección, vigilancia, conservación, restauración, investigación y difusión de ese patrimonio a partir de la época prehispánica hasta el siglo XIX.
“La protección del patrimonio artístico corresponde al Instituto de Bellas Artes, todo aquello que date del siglo XIX a la actualidad. En el rubro de arte sacro la iglesia tiene en su custodia su patrimonio, ellos crearon, en 1988, la Pontífice Comisión para los bienes culturales de la iglesia, que se reforma en 1993 y esto responde a la necesidad de proteger y conservar la riqueza y patrimonio cultural”.
Soto Urrutia señaló que la Comisión Pontífice cuenta con un programa para coordinar en toda su diócesis la conservación de su legado cultural, no obstante, quien está a cargo de este patrimonio es el INAH, que cuenta con una representación en cada estado.
“Hidalgo es un estado con una riqueza cultural increíble, tanto en patrimonio cultural tangible, como lo son los bienes culturales e intangible porque tenemos música, lengua, gastronomía y ni se diga del patrimonio natural”.
Estimó que el patrimonio cultural contempla alrededor de 9 mil 300 bienes muebles tanto de carácter religioso como civil; siete mil inmuebles históricos de grandes dimensiones como los exconventos de Metztitlán, Actopan, Ixmiquilpan, Molango y Zempoala, por mencionar algunos.
“Tenemos una riqueza de expresión pictórica mural en el Templo de Ixmiquilpan; obras del Siglo XVI en Metztitlán y en Actopan; en cuanto a pintura de caballete tenemos muchísima obra, así como escultura y retablos”.
Interés hacia el valor histórico del arte sacro pasa inadvertido
“Es indispensable impulsar cursos y capacitaciones, tratar de llegar a la sensibilidad de los jóvenes y niños, que sepan la importancia de valorar y rescatar estas pertenencias… ellos son los que llevarán la estafeta de la protección del patrimonio”
Antonio Lorenzo Monterrubio, arquitecto investigador
El párroco Juan Bautista mencionó que el arte sacro es la expresión de la vida de la iglesia, además de ser una forma de conocimiento y de evangelización que está al alcance de todos.
“La pintura, la escultura, la música y todas las expresiones del arte son también una forma de evangelizar, de ahí su importancia el que se siga cultivando, no solo el arte antiguo sino el arte moderno, ya que si se maneja con los criterios cristianos es una forma de instruir e iluminar la fe de la gente”.
El sacerdote consideró que generalmente el interés hacia el valor cultural e histórico del arte sacro pasa inadvertido entre los feligreses, no obstante, desde la palabra difunde su importancia.
Asimismo, explicó que el proceso de conservación se lleva a cabo de forma conjunta con el INAH, realizando a la par un curso sobre arte sacro que culminó con la exposición de piezas existentes y restauradas en mayo en la Catedral de Tulancingo.
Algunos ejemplos y temas únicos en la historia del arte universal son la Bovedilla del Santo Entierro, capilla enterrada en donde se encuentran murales que representan la guerra de Troya, así como el vínculo de cuestiones humanísticas que es el Cubo de las escaleras del Convento de Atotonilco el Grande, con los filósofos de la antigüedad y siendo presididos por la figura de San Agustín o por la búsqueda de la sabiduría en Actopan, ambos agustinos, compartió el arquitecto investigador Antonio Lorenzo Monterrubio.
“Es indispensable impulsar cursos y capacitaciones, tratar de llegar a la sensibilidad de los jóvenes y niños, que sepan la importancia de valorar y rescatar estas pertenencias, a partir del conocimiento de lo que se tiene, porque ellos son los que llevarán la estafeta de la protección del patrimonio”.
La restauración proviene de la consciencia histórica
Partiendo del interés de los custodios y la consciencia de su valor histórico, funcional, estético y cultural es como se llevan a cabo las restauraciones de piezas de arte sacro por solicitud al INAH.
“Nosotros como restauradores hacemos una visita para formular un dictamen que incluye un diagnóstico del estado de conservación de la pieza para desarrollar una propuesta de reparación”, explicó el restaurador, Santiago Soto Urrutia.
Una de las modalidades de restauración se da mediante el programa Apoyo técnico a las comunidades de Hidalgo, con el cual se acompaña en el proceso planteando la posibilidad de que el Instituto participe aportando la mano de obra especializada y la comunidad sea responsable de los insumos.
Otra modalidad es la contratación de especialistas particulares, con el requisito de que el restaurador presente el proyecto de manejo, el cual será supervisado por el INAH para garantizar el trabajo.
“Los restauradores externos deben acreditar su formación académica, el mínimo indispensable es la licenciatura en restauración, porque hemos tenido casos en los que se contrata a cualquier persona y lamentablemente se transforma o se pierde el contenido simbólico, estético e histórico de las piezas intervenidas, lo cual evidentemente duplica la inversión para la restauración”, explicó el especialista del INAH.
La cercanía con las comunidades y los custodios ha sido la estrategia de especialistas en restauración del Centro INAH Hidalgo, promoviendo la comunicación y cercanía mediante foros de preservación en Pachuca, Mixquiahuala y Tulancingo.
“Hemos invitado a sacerdotes como ponentes y con su intervención nos indican cuales son sus preocupaciones y necesidades al estar cotidianamente con este patrimonio cultural, además de que se les comparten conocimientos, métodos y acciones a seguir en este rubro”.
Urrutia puntualizó que un método eficiente para conocer el arte existente en el estado es mediante la clasificación y registro escrito y pictórico de cada pieza histórica.
Actualmente, el Centro Hidalgo del Instituto Nacional de Antropología e Historia trabaja en pintura de caballete del Sagrado Corazón que se encuentra en el Seminario, una pintura de caballete de San José que proviene de la parroquia de Acatlán, ambas con un avance del 50 por ciento.
“Nuestro estado es privilegiado en cuanto a su cultura y patrimonio que, si se pierde alguna de estas obras, se pierde parte de la historia, el legado cultural y la identidad de nuestra nación. La preservación la podemos hacer todos, no implica una acción directa, sino que se trata de alejar todos los riegos, por ello la importancia de la denuncia ante el INAH”.
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