Parte de las cuestiones importantes del feminismo debe ser recuperar la memoria histórica de nuestras ancestras y las distintas reivindicaciones que nos antecedieron. Qué increíble que a más de 100 años en nuestro país sigamos exigiendo parte de las peticiones que surgieron en el 1er. Congreso Feminista: la igualdad salarial, la participación política en los municipios, el acceso al aborto, etc.
Recordar a todas las personas lectoras de esta columna parte de lo que ocurrió en el 1er. Congreso Feminista en México llevado a cabo en 1916 en la ciudad de Mérida, Yucatán, del cual una de sus principales impulsoras fue Hermila Galindo y en el que se calcula estuvieron aproximadamente 700 mujeres, y es ahí donde empezaron a emerger en nuestro país parte de las peticiones de la segunda ola del feminismo que es la lucha sufragista que reivindica la importancia de que las mujeres participaran en las decisiones de la vida pública, impulsando el derecho al voto y también el ser electas para un puesto de elección popular.
Aunque, por supuesto, no era la única demanda durante este Congreso. Como parte de sus resolutivos, se solicitaba el derecho a la educación con la creación de academias donde pudieran estar presentes las mujeres, incluso se pedía que se les permitiera el estudio de la medicina, ya que en esa época solo algunas mujeres perteneciente a la clase alta podían aprender a leer y cuestiones básicas de aritmética que les permitiera “administrar la casa”, es decir, todas las cuestiones que tenían que ver con lo doméstico, por supuesto. Frente a estas reivindicaciones de impulsar el derecho al voto, había reacciones para impedirlo y en su momento fue ensalzar la mística de la feminidad, a través de priorizar la maternidad y el cuidado de los otros como parte del destino de las mujeres.
Aunque Hermila Galindo no asistió a este Congreso, con la ponencia que envío puso sobre la mesa distintos temas que hasta entonces no se mencionaban: el acceso a la educación sexual en el nivel de secundaria para hombres y mujeres, habló del placer, separar a la sexualidad de la reproducción, por supuesto que lo que estaba construyendo Hermila Galindo era tratar de impulsar los derechos de las mujeres, particularmente el sufragio de las mujeres en el Congreso Constituyente de 1917.
Tenemos aún muchos pendientes, sobre todo a nivel municipal, sobre todo lograr que haya más mujeres alcaldesas, que permitan el avance en el territorio que le es más cercano a las mujeres. Por ello, me congratuló que compañeras como Susana Ángeles, en Tizayuca; Erika Zaab, en San Felipe Orizatlán, y Tatiana Ángeles, en Actopan, hayan logrado estar en espacios tan importantes ¿Sabemos gobernar las mujeres mejor que los hombres? El tiempo nos podrá decir. Que al menos sea con perspectiva de género y de derechos humanos en estos municipios.
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