El comité legislativo encargado de la investigación sobre el asalto sin precedente al Capitolio el 6 de enero de 2021 concluyó que Donald Trump fue el eje de “un plan multipartes para revertir el resultado electoral de 2020”, y aprobó emitir un citatorio oficial para que el ex presidente comparezca ante ese comité.
En la audiencia pública del comité sobre el 6 de enero en la cámara baja antes de las votaciones intermedias de noviembre (y dependiendo del resultado, tal vez su última sesión), su presidente, el diputado Bennie Thompson, resumió que después de un año de investigación, que incluyó más de mil entrevistas y decenas de miles de documentos, quedó claro que existió un “plan multipartes encabezado por Trump para revertir la elección de 2020”.
Subrayó que ningún presidente en la historia del país había intentado “una traición asombrosa a su juramento”, que culminó con “un ataque sobre uno de los pilares de nuestra democracia” y, por lo tanto, Trump “tiene que rendir cuentas”.
Los nueve integrantes del comité especial –entre ellos dos republicanos– ofrecieron un resumen de los hechos y, sobre todo, enfatizaron acciones de republicanos, incluyendo asesores e integrantes del equipo del magnate en la Casa Blanca, sus familiares, funcionarios electorales estatales y participantes en el asalto al Capitolio, gran parte de lo cual ya se presentó en las nueve audiencias anteriores.
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También exhibieron nuevas evidencias, incluyendo dramáticos videos, no vistos por el público, de los líderes del Poder Legislativo siendo desalojados por la policía hacia “lugares seguros”, desde donde solicitaban al secretario de Defensa, al procurador general en funciones, y a gobernadores de Virginia y Maryland enviar tropas o fuerzas de seguridad para rescatar el Capitolio de los fanáticos violentos de Trump, muchos de ellos armados.
Un video muestra a la presidenta de la cámara baja, Nancy Pelosi, y al líder de la mayoría demócrata del Senado, Chuck Schumer, enfocados en cómo reabrir la sesión bicameral para certificar el resultado de la elección presidencial –el último paso del proceso comicial– interrumpido con el asalto.
Se comunicaron por teléfono con el vicepresidente Mike Pence –que presidía esa sesión bicameral–, quien también fue evacuado del Capitolio por el Servicio Secreto, y cuya vida estaba en riesgo después de que su jefe, Trump, emitió ese día un tuit declarando que Pence no había cumplido con el deseo del presidente de anular el resultado electoral, ante lo cual los fanáticos coreaban: “¡Cuelguen a Mike Pence!”, “¡Es un traidor !”
La diputada Liz Cheney, copresidenta del comité, hija del ex vicepresidente Dick Cheney, una de los dos integrantes republicanos del comité y quien sacrificó su relección por ello, declaró que “Donald Trump, un solo hombre, causó todo esto”.
Ella y sus colegas concluyeron que el intento para revertir los comicios fue “un plan premeditado”, señalando que, antes de las votaciones, Trump ya había decidido proclamar que un proceso fraudulento –aunque fracasó en convencer a jueces de sus acusaciones de irregularidades en 61 de sus 62 demandas ante tribunales–.
Después, presionó personalmente a funcionarios electorales estatales para que cambiaran resultados locales, intentó “corromper” al Departamento de Justicia, buscó intervenir en el proceso del colegio electoral y, finalmente, instó a sus seguidores a atacar el Capitolio para interrumpir la certificación de los resultados comiciales.
“¿Qué sucede cuando un presidente no respeta el imperio de la ley? Eso quiebra a la república”, declaró Cheney, advirtiendo que si los responsables de este suceso, sobre todo Trump, no rinden cuentas por lo que hicieron, “esto se normaliza y, por lo tanto, se repetirá”.
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Trump, señalaron, estaba enterado de que el mitin que convocó el 6 de enero, el cual culminó con el asalto al Capitolio, sería violento, y que cientos de sus seguidores llegaron empistolados. “Armados y listos, señor presidente”, fue un mensaje que circuló entre sus fanáticos. Informaron que el Servicio Secreto y otras agencias de seguridad pública estaban enteradas de que varios grupos ultraderechistas armados, como los Proud Boys y los Oath Keepers, estaban organizando a sus filas. Muchos de ellos ahora están enfrentando cargos criminales por “conspiración de sedición”.
“La democracia estadunidense le pertenece a todo el pueblo, no a un solo hombre”, concluyó el diputado demócrata Jamie Raskin al término de la sesión.
Nadie espera que Trump acate la orden de presentarse ante este comité y se prevé que detonará una larga disputa legal.
Pero si los republicanos logran conquistar el control de la cámara baja en las elecciones legislativas nacionales de noviembre, este comité probablemente dejará de existir.
Sin embargo, el Departamento de Justicia aún podría usar la evidencia recaudada por esta investigación para impulsar un proceso judicial contra el ex presidente, indicaron los legisladores.
Por David Brooks, corresponsal / La Jornada
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