¿Se acuerdan cuando Diablos Rojos derrotaron dos veces a los Yanquis de Nueva York? Fue la noche del 25 de marzo de 2024 cuando remontaron con dos jonrones. ¿Serán acaso esos los nuevos recuerdos que sobrevivan al tiempo? Ayer nació una nueva épica tras estos dos juegos en la primavera en los cuales los escarlatas derrotaron 8-5 a los Bombarderos del Bronx. En el segundo duelo vencieron otra vez al equipo de la Gran Manzana, y ahora con una remontada con ocho carreras en el tercer inning. La historia de hace 56 años en el parque del Seguro Social no se repitió en el estadio Alfredo Harp Helú.
En el beisbol hay juegos que se instalan en la memoria y otros que ya nacen con ella. Ayer, la segunda victoria de Diablos sobre Yanquis fue uno de esos duelos repletos de ecos del pasado. En marzo de 1968, un par de duelos entre estos dos equipos tuvieron otro relato, el primero con una victoria para Ramón Arano y los escarlatas; el segundo fue una derrota con Alfredo “Zurdo” Ortiz en el montículo colorado. En esta redición medio siglo más tarde, parecía que sucedería algo parecido cuando el abridor de los Pingos Ronnie Williams vio cómo se le escurría el juego como arenilla fina entre los dedos. Pero sólo en los veteranos se reactivaron esas imágenes en la memoria, porque en los más jóvenes se instalaron nuevos recuerdos, los de estas dos victorias.
Este lunes las primeras carreras fueron de los Yanquis. Parecía que como si el recuerdo de 1968, esta vez el triunfo sería de los Bombarderos. José Treviño conectó un doble que produjo las anotaciones de Oswaldo Cabrera y Óscar González. Y Kevin Smith empujó a Treviño con un sencillo que pusieron la tercera en la pizarra ante unos Diablos sorprendidos.
El pítcher colorado Ronnie Williams tuvo que abandonar la loma tras una reunión porque en el inning de apertura ya se le había caído el juego. Erick Leal subió a tratar de recobrar el horizonte.
Pero en la tercera, Treviño estaba en la antesala y fue remolcado por un sencillo de JC Escarra para anotar la cuarta carrera de Yanquis que hacían pensar en aquel segundo juego de 1968.
Pero en parte la baja de la tercera nació un nuevo mito beisbolero. Al pítcher de Nueva York, el sonorense Luis Serna, quien tenía una actuación impecable hasta ese momento, de pronto le falló el brazo y se le llenaron las bases. En esas circunstancias y con un out, regaló un pasaporte a Julián Ornelas y la primera carrera de Diablos entró de caballito. Una que fue sólo el prólogo infernal.
Entonces, Diosbel Arias hizo lo que todo pelotero sueña en su vida, pegar un jonrón con casa llena y remontar con un grand slam. No será el batazo de Mantle, pero este cuadrangular se fue por encima del jardín central y será recordado por mucho tiempo.
Y para asegurar este que era el mejor inning de los escarlatas, Juan Carlos Gamboa, el capitán a quien corean su apellido a ritmo de la Boa de la Sonora Santanera, desapareció la bola con un leñazo por encima del jardín central que aportó tres carreras más.
Los Bombarderos volvieron a la pizarra con una anotación de Carlos Narvaez impulsado por Nelson Medina, pero los escarlatas jugaban como poseídos. En la nueva memoria, los Diablos barrieron a los Yanquis de Nueva York.
Por Juan Manuel Vázquez
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