La Dirección General de Culturas Populares Indígenas y Urbanas (DGCPIU) presentó el sincretismo ritual presente en Día de la Candelaria, en el conversatorio “Alimentos en el ciclo ritual de la Candelaria”.
Durante el ciclo de conferencias “¡El que nace pa’ tamal…! Día de la Candelaria: alimento, fiesta y ritual”, Guadalupe Barrientos López titular del Programa Cultura Alimentaria de DGCPIU, recordó que el 2 de febrero es la festividad vinculada a los ciclos agrícolas, la presentación de Niños en la iglesia y el día de comer tamales.
La investigadora sobre cultura alimentaria y cocinas tradicionales del INAH, Edith Yesenia Peña Sánchez explicó que hablar de alimentos es profundizar en las expresiones de ofrecimiento, promesas, regalos, intercambios que regulan acciones rituales y festivos.
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“Los tamales, en todas sus formas, nos habla de los mitos y orígenes de los rituales en todas las culturas, así como de las manifestaciones del porqué el maíz es el centro y par del crecimiento del ser humano”.
Yesenia Peña detalló que el mes de febrero marcaba un periodo de vinculación: el inicio del año mesoamericano y el ciclo de reproducción del maíz, y con ello los rituales en tiempos de siembra y cosecha por diferentes grupos culturales prehispánicos en toda América Latina.
“Desde antes de la Conquista hasta nuestros días, los tamales son indispensables de las ceremonias religiosas, populares e individuales. El tamal es una representación del fruto vivo del que está por nacer y el que alimenta”.
Día de la Candelaria
Su festividad es celebrada según el calendario litúrgico el 2 de febrero, donde se recuerda la presentación de Jesús en el Templo de Jerusalén después de su nacimiento y la purificación de María, culto que se origina en Tenerife, España en 1497.
Asimismo, el 2 de febrero es el primer día del primer mes del calendario indígena prehispánico, en el que se celebraba a algunos dioses tlaloques.
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“El tamal es uno de los platillos más socorridos porque está en nuestra idiosincrasia, desde la clase social alta hasta la clase con recursos depauperados va a tener presencia. Cada vez que comemos un tamal estamos vinculándonos a una historia con una profundidad y significación tremenda en México”.
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