La Secretaría de Salud de Hidalgo (SSH), informó que su personal impartió pláticas como parte de las actividades del Día mundial de salud mental y prevención del suicidio.
De acuerdo a los especialistas, este año cobra mayor relevancia la atención a la salud mental, pues conlleva el atravesar por una pandemia mundial ocasionada por el Covid 19.
Los temas que se abordaron fueron: Prevención del suicidio, signos de alarma en niños, niñas y adolescentes, estrategias para prevenir la conducta suicida y conducta suicida “Las señales silenciosas”.
La subsecretaria de Salud Pública, Diana Reyes Gómez, en representación del secretario de Salud, Alejandro Efraín Benítez Herrera, definió la actual crisis sanitaria como uno de los mayores desafíos físicos y emocionales por los que se ha atravesado, el cual ha dejado afectaciones económicas, políticas y sociales.
Dijo que actualmente los Servicios de Salud incorporan en su atención la prevención de trastornos mentales y prevención del suicidio como componentes centrales.
Para ello se busca la detección oportuna, además de que ya se tienen contemplados futuros programas que aborden con más amplitud el tema de la salud mental.
Reyes Gómez aseguró que al enfrentar la contingencia, se mostró la importancia de reorientar las estrategias y visibilizar el fenómeno sin generar estigmas.
En particular, lamentó la incidencia de suicidios en el mundo y que aquejan de manera prioritaria a los jóvenes y adolescentes.
Refirió que acuerdo con diversos estudios, 24.7 por ciento de los adolescentes mexicanos se encuentran afectados por uno o más problemas de salud mental.
Las enfermedades mentales más recurrentes son el trastorno de ansiedad, déficit de atención, depresión, uso de sustancias e intentos suicidas, lo que obliga a tomar nuevas medidas de contención.
Durante las conferencias desarrolladas, se determinó que situaciones como el confinamiento en casa, la atención a la salud en circunstancias difíciles e inciertas, adopción de clases en línea con limitantes del entorno, la amenaza a la economía y futuro laboral, así como enfrentarse a entornos humanitarios frágiles con muy poca protección contra el COVID19, con aislamiento, ansiedad, depresión o duelos y expectativas ante una nueva normalidad, son factores que inciden en estados emocionales vulnerables.
Además, en algunos casos, la situación ha retado la capacidad de adaptación de las personas, por lo que resulta fundamental atender a las personas que tienen alguna de estas condiciones.
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