DESOBEDIENCIA

Garlito 

Como uno de los valores cognitivos del ser humano, fundamental de todas las pedagogías y educaciones, base de toda organización social y cimiento de la civilización, está la enseñanza y su inmediato efecto, la obediencia, sin la cual ningún alumno podrá adquirir los conocimientos de su mentor, sin mando y su obediencia, difícilmente se aprenderá, ingredientes del positivismo amor, orden y progreso, que adoctrinó por años la educación pública de México; resultado de trampas y truculencias, los gobiernos del pasado régimen, contradecían sus propias filosofías y por un siglo no obedecieron a su pueblo, siendo el principal promotor de la ilegalidad. 

Mandato 

El pueblo, el conglomerado de individuos de diferentes niveles de conciencia, educativos, económicos, religiosos, esa mezcla de distintas percepciones de clases sociales, las masas, en orfandad perene, en eterna búsqueda de su verdadero guía, aprendió y bien de autoridades agazapadas en la penumbra, bestia herida atenta para el ataque o la lamida benevolente; no hay que interiorizarse demasiado en los vericuetos de la Historia, aquí cerca cien años, los gobiernos fueron desobedientes al mandato del pueblo y observando el  festín de la dictadura, el noble y cálido pueblo de México, aprendió a no obedecer a aquellos que mandaban; hay que hacerlo ahora. 

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La desfigurada e indigna oposición política al gobierno federal y en algunos estados, (para ser oposición hay que tener dignidad, orgullo, valor, patriotismo), intenta levantar la ventisca de inconformidad, convocando a una desobediencia civil, cuando precisamente una desobediencia civil generalizada, los despojó del poder; mandando obedeciendo, parece una propuesta muy del EZLN, pero es una teoría de los gobiernos que más que sufragios, han recibido la inconformidad de millones de mexicanos que simplemente no quieren continúe el flujo de las mismas corrientes, espera un cambio de timón suave pero firme, hoy navegamos en otras aguas y el barco debe ser alejado de torbellinos infructuosos; la orden es avanzar sin escuchar como el Quijote los perros ladrar. 

Hazaña  

Por años en el abandono, en la invisibilidad, los grupos vulnerables o de alto riesgo, eran clientes electoreros, hoy las agrupaciones civiles, defensa de los derechos y transparencia democrática, son más importantes que cualquier partido político, institutos que mantienen el desprecio de la sociedad y se han convertido en elefantes blancos, inservible ahora, buscan reorganizarse para volver a implantar su sistema de corrupción y delincuencia; desobedecer a la partidocracia y a la alta alcurnia de la burocracia es deber del pueblo que transforma las vías selectivas de autoridades que sirvan a la nación no que la malversen y vuelvan a confiar en quienes su mentira se alargó por un siglo. 

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El canto de sirenas que la raquítica o nula oposición, hoy quiere embrujar los oídos de ciudadanos proclives al engaño, hurto y abuso, están intentando provocar un retroceso del país, donde vuelva su estilo y arcaico modo de gobernar y enriquecerse, es necesario desobedecer esas órdenes retrógradas y obedecer las propuestas progresistas, nacionalistas, democráticas no conservadoras, es la gran aportación al engrandecimiento de la Patria, cuya obediencia o desobediencia de sus ciudadanos es vital para la construcción de un nuevo Estado, este obedeciendo al pueblo y sea el mejor ejemplo de disciplina, las mismas autoridades sometidas por la dictadura del Pueblo; solo así y siempre así, se han construido sociedades que son productos de aberraciones como el nazismo, el comunismo absoluto o la democracia del partido todo poderoso, hoy despedazado gracias a sus peores hijos y nietos y cuya muerte estamos velando.