El escritor Jordi Soler no tiene empacho en calificar de imprudente y de gesto grosero la decisión del presidente Andrés Manuel López Obrador de proponer que se haga una pausa en la relación México-España.
Porque si alguien puede saber lo que los españoles piensan de México y los mexicanos es el escritor veracruzano radicado desde hace 20 años en Barcelona. El autor de una decena de novelas, la más reciente Los Hijos del Volcán (Edit. Alfaguara), pese a la distancia, está informado de lo que ocurre en el país gracias a que colabora con medios de comunicación mexicanos y por sus familiares y amigos que lo mantienen al tanto de lo que aquí pasa.
Pero, además, en sus 59 años de vida, el autor de Diles que son cadáveres y La última hora del último día, acumula también experiencia diplomática al haberse desempeñado como agregado cultural en la embajada de México en Irlanda, del año 2000 al 2003.
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–¿Qué opina de esta pausa que el presidente López Obrador ha establecido entre México y España?
“Ya te imaginarás lo doloroso que es para mí oír estas cosas. Yo lo veo claramente como una estrategia política, tiene réditos políticos, se afianza con sus votantes, con la mayoría de ellos. Dicho esto, me parece no sólo imprudente sino también un poco descortés, porque yo lo que veo desde España es que desconcierta mucho estas cosas que hace, desde el perdón que exige que le dé un rey Borbón, que ni siquiera era la dinastía que estaba en el poder cuando los tiempos de la conquista, era otra familia.
“Yo veo que la gente se desconcierta mucho porque México, al contrario de lo que se piensa, tiene un enorme prestigio en España, yo lo veo, yo soy mexicano, hablo como mexicano y llevo 20 años viviendo ahí y no recibo más que elogios para mi país. Muchos de mis amigos quisieran ser mexicanos, es como un estatus importante, y creo que esto no se está viendo desde aquí.
“Seguimos viendo a los españoles creo de manera ya un poquito antigua, como si fueran los hijos de Hernán Cortés, como si quisieran venir a conquistarnos, y no es el caso. Los españoles se mueren por venir aquí a disfrutar de nuestro país y esto creo que no se está viendo de ninguna manera.
“Hacer estos gestos un poco groseros pues a mí me hace sentir mal personalmente, además no tiene ningún sentido, no va a pasar nada, simplemente estamos quedando un poquito mal”, señala.
En entrevista con La Jornada Hidalgo, Jordi Soler se dice confiado en que las cosas mejoren en México, particularmente lo que tiene que ver en materia de seguridad.
“Creo que sí hay esperanza. Por supuesto, es un momento malo, pero hemos salido de cosas peores. Si haces un recuento de la historia de México, esto no es lo peor que ha pasado, esto pasará”, señala.
SU PROCESO CREADOR
Soler, además de ser un escritor consagrado, con varias de sus diez novelas traducidas a otras lenguas y de hacerse merecedor en Francia con el Prix Littéraire des Jeunes Européens por su novela La Fiesta del oso, tiene en su trayectoria el haber sido productor, locutor y director de la extinta estación Rock 101 (1990-1995). En ese lapso publicó una de sus novelas más reconocidas Bocafloja.
–¿Qué tanto o cómo ha cambiado su proceso de creación de sus obras desde que escribió Bocafloja?
“Ha cambiado un montón, porque cuando la escribí era simultáneamente una especie de estrella mediática y eso quita mucho tiempo, roba mucha atención y te envanece hasta niveles estúpidos. Todo esto es veneno para la literatura. Escribí un par de libros cuando era esta figura y no sé cómo los escribí, la verdad, estaba demasiado distraído. Lo otro seguro que era más atractivo que estar encerrado en mi cuarto escribiendo un libro.
“Ahora tengo muy pocas distracciones. Estoy dedicado sólo a escribir, vivo encerrado en mi estudio, luego salgo a comer con amigos, estoy exagerando, pero la mayor parte del tiempo de mi vida actual es escribir. Estoy dedicado a eso, hago también piezas para la prensa, pero la parte sustancial son mis libros.
¿Cuántas horas al día dedica a escribir?
“Empiezo muy temprano, quizá porque tengo espíritu campesino, casi con el sol o antes, empiezo a las 5:00 o 5:30 de la mañana y trabajo durante toda la mañana, a lo mejor seis, siete, ocho horas, luego como y después de la siesta que hago religiosamente, escribo para la prensa o leo”.
En un mundo donde el streaming domina buena parte del entretenimiento de la sociedad, Soler no está ajeno a ella y actualmente participa en el rodaje de un documental que produce la televisión francesa.
Explica que hay un proyecto muy serio y avanzado para hacer una serie de su novela Ese príncipe que fui. Tras su regreso a Europa luego de una semana de visita en México, el escritor viajará al Pirineo francés para participar en el rodaje que se hace sobre La Fiesta del Oso.
“Llevan ya meses rodando y ahora voy a aparecer yo a decir no sé qué, ellos lo contarán mejor. Todo el tiempo estamos ahí, con un pie en el mundo audiovisual, pero son proyectos muy complicados, que ya no dependen de mí, de hecho, prefiero que no dependan de mí, yo ya he contado esas historias como las quería contar y no quiero interferir”.
–¿Qué le falta por hacer o qué le gustaría hacer en los años por venir?
“Quisiera permanecer así, porque también es verdad que la edad te marca unos límites. Ya a mi edad tengo unas cuantas historias que contar, porque ya no me va a dar tiempo de todo, así que ahora estoy muy comprometido escribiendo muy apasionadamente estas historias que todavía quisiera contar.
“A los 80 años, si llegamos hasta allá, quisiera escribir mis memorias, porque luego veo a mis colegas que después de los 80 años siguen escribiendo unas novelas un poco ridículas o cuando menos indignas de lo que escribieron antes. No digo nombres”, concluye con una sonrisa.
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