A una semana del informe legislativo de los senadores María Merced González González y Julio Menchaca Salazar aún se busca al autor intelectual del intento de sabotear el evento que sirvió para el lanzamiento de la precandidatura del legislador pachuqueño, porque los autores materiales están plenamente identificados y, ahora están “desaparecidos” porque no quieren ni van a decir a que intereses sirvieron.
Uno fue el ex diputado federal Gustavo Callejas Romero que llegó a San Lázaro por ser suplente del desaforado Cipriano Charrez Pedraza, quien lo aceptó a regañadientes porque pertenecía al grupo del ex presidente municipal de Ixmiquilpan, José Manuel Zúñiga Guerrero, y del jefe de El Tephé, José Huerta Vite, de quienes se alejó para incorporarse como coordinador de Servidores de la Nación, lo que lo acercó al delegado Abraham Mendoza Zenteno.
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La otra persona fue la diputada local Lisset Marcelino Tovar que organizó al grupo de “porristas” a ella se le ubica ligada al Clan Universitario que comanda Gerardo Sosa Castelán y se asegura y tiene acuerdos con el presidente del Consejo Político Estatal Andrés Caballero Zerón a quien junto con el diputado federal Martín Sandoval Soto, se les atribuye operar a favor de la incorporación de Francisco Xavier Berganza a Morena.
Pero los nexos de Callejas Romero y Marcelino Tovar, no son prueba fehaciente para determinar de quien fue la mano que meció la cuna, hubo alguien a quien afecta el crecimiento en la aceptación ciudadana y en la militancia de Morena de Menchaca Salazar, lo cierto es que hay una guerra sucia al interior de este partido político que no termina de serlo.
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Las señales son engañosas porque el círculo del delegado de Bienestar lo deslinda de ser el autor y Francisco Xavier Berganza, salió a descalificar como una forma de lavarse las manos de este complot, que según las evaluaciones del equipo de Menchaca Salazar, tuvo un efecto contrario al que buscaron los conspiradores.
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