Hoy, en nuestra amada Hidalgo, estamos iniciando un viaje de transformación, un viaje del que nadie será excluido y donde el destino es una sociedad más justa, equitativa e incluyente. Este viaje, guiado por nuestro Gobernador Julio Menchaca, nos obliga a confrontar los retos y sombras del pasado, en particular en lo que respecta a los programas sociales, que deberían ser instrumentos de ayuda y cambio, pero que lamentablemente se habían convertido en herramientas de opacidad y corrupción.
La administración anterior parecía seleccionar las regiones beneficiadas de los programas sociales de acuerdo a intereses políticos y privados, y no a las necesidades de la gente. Se encontraron casos de simulación de beneficiarios, y se evidenció un lucro político de las solicitudes. Este descubrimiento desgarrador nos dejó claro que era necesario un cambio radical.
Desde el inicio de nuestra gestión, hemos mantenido un enfoque férreo en la transparencia y la legalidad. Nos pusimos la meta de que las solicitudes sean atendidas directamente por los funcionarios de la Secretaría de Bienestar e Inclusión Social, en colaboración con la Secretaría de Gobierno, eliminando así la necesidad de terceros intermediarios que pudieran dar lugar a la corrupción. Este cambio supone un duro golpe a la opacidad del pasado, un impulso a la equidad y una gran fortaleza para la confianza de las personas beneficiarias en nuestros programas.
Para asegurarnos que el apoyo llegue a quienes más lo necesitan, realizamos una tarea sin precedentes: desplegamos mesas de recepción de solicitudes en las doce regiones del estado, sin importar la dificultad logística que esto supuso. Implementamos un proceso de selección de beneficiarios basado en estudios socioeconómicos exhaustivos que se enfocan en quienes enfrentan mayores carencias y necesidades. Esto nos permite alejarnos de los favoritismos y la discrecionalidad que parecían ser la norma en el pasado.
Innovamos, además, en el mecanismo de entrega de los apoyos. Introdujimos tarjetas bancarias que no solo permiten un seguimiento claro y transparente del uso de los recursos, sino que también promueven la inclusión financiera de los beneficiarios, dándoles mayor control y seguridad en el manejo de los apoyos que reciben. Además en todo este proceso se ha contemplado con el acompañamiento de la Secretaría de la Contraloría y la Secretaría de Gobierno.
Estas medidas, tomadas con la firme convicción de adherirnos a las mejores prácticas en materia de transparencia, buscan erradicar la corrupción y la opacidad que una vez prevalecieron en nuestra sociedad. Pero no solo nos enfocamos en hacer las cosas bien en el presente y el futuro, también buscamos hacer justicia con el pasado. Las malas prácticas y la corrupción que encontramos al llegar a la Secretaría están siendo investigadas y las denuncias correspondientes ya se han presentado. En esta nueva etapa, no habrá lugar para la impunidad.
Estamos decididos a demostrar que los programas sociales pueden, y deben, ser instrumentos de cambio verdadero y transparente. Al emerger de las sombras de la opacidad y la corrupción, estamos trabajando para transformar Hidalgo, asegurándonos de que, como dice el Gobernador Menchaca, se cumpla el principio de “Primero el pueblo”. Con cada paso que damos, lo hacemos con la certeza de que estamos construyendo un futuro más brillante y justo para todos.