En el marco del día de la visibilidad trans, las personas cis tenemos que callar para poder escuchar a otras voces. Invité a Paulo Alfonso (IG:_lfns_) a que escribiera sobre este día y su vivencia. Gracias por existir, resistir y compartir, Paulo Alfonso.
El 31 de marzo es el día de la visibilidad trans, lo pienso mientras escribo esto. Llevo un par de días dándole vueltas al significado de la visibilidad de las personas trans. A pesar de que sé que la transición es un proceso diferente para cada uno de nosotros, también sé que ser visible cambia vidas.
Escribo esto siendo consciente de que solo puedo hablar de mi proceso, quizá similar al de alguien más. Escribo pensando en que quizá alguna otra persona trans va a leerlo y a través de yo hacerme visible, él o ella también podrá reconocerse y ser visible para sí misma y para los demás.
Desde que tenía 3 años estaba muy convencido de que era un niño. En ese entonces le dije a mi familia que lo era, pero no tenía las herramientas para nombrarme trans ni tenía la información para asumirme hombre y vivir como tal. Fue hasta años después que pude vivir como lo que siempre he sido: un hombre trans.
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Podría decir que mi proceso empezó al ser parte de la diversidad sexual. Tuve que reeducarme, desaprender y aprender muchas cosas para poder entender que hay distintas maneras de vivir. En todo este camino fui entendiendo que solo nosotros debemos tener agencia sobre nuestra sexualidad y que a veces hay que romper con los moldes, expectativas y enseñanzas que nos forman desde niños.
Cerca de mis 25 años tuve la oportunidad de conocer personas trans, con ellas entendí que hay (y que siempre las ha habido) otras maneras de asumirnos. Fue gracias a las personas trans que se hicieron visibles en mi vida que yo pude verme reflejado y asumirme como tal. Ahora solo me queda esperar ser esa persona trans que intenta mostrarle a otros que hay nuevas vidas.
Mencionar que soy trans importa. Y es que necesitamos ver las cosas con un lente distinto, porque tenemos que entender que saberte hombre o mujer no tendría que costarte la vida, no tendría que costarte una familia, no tendría que costarte trabajos, no tendría que costarte amistades, no tendría que equivaler a vivir violencia. Las cifras son alarmantes y sigo escuchando personas que dicen que no van a cambiar su manera de expresarse por alguien que no es ni el 1% de la población. Pero seguimos siendo personas.
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Hace una semana me preguntaron si me sentía orgulloso de ser trans o por qué lo decía tan casual. No sé si es orgullo o simplemente es parte de mí, parte de hacerme visible. Pero hacerte visible también significa perder el miedo a vivir violencias y no todos estamos listos para eso. Ojalá un día no necesitemos de un día de la visibilidad trans. Ojalá un día las personas dejen de mirar para otro lado cuando alguien de su círculo se asume trans.
Mi transición ha sido un proceso en el que he ido construyendo la versión de mí mismo que quiero mostrar al mundo, el yo que quiero que otros vean y el yo que quiero abrazar. Mi transición me ha salvado la vida más de una vez.
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