David Ben-Gurión: que hable el pueblo

ALAMEDA

Por: Dino Madrid

Hay momentos en que las decisiones públicas tocan fibras profundas: la memoria, la identidad, el sentido de comunidad. Y cuando eso ocurre, no basta con el criterio de un puñado. Lo que Andrés Manuel López Obrador nos enseñó —más allá de filias o fobias— es que cuando hay disyuntivas que afectan a todas y todos, se debe consultar al pueblo. Porque ahí radica la legitimidad, no en el escritorio ni en el decreto.

Hoy, en algunos sectores de la capital hidalguense, ha comenzado a discutirse algo más que un nombre: el significado del espacio público. El Parque David Ben-Gurion —ese que busca ser un referente cultural y de encuentro colectivo— lleva el nombre de uno de los principales símbolos del sionismo a nivel mundial. Y esa elección no es neutra. Representa una postura ideológica y política que, hoy más que nunca, despierta preguntas, debates y reflexiones.

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¿Debe seguir llevando ese nombre? ¿Qué representa realmente para las y los hidalguenses? ¿Quién decidió y bajo qué criterios? No se trata de borrar, pero sí de revisar. Porque los espacios públicos no son monumentos inmutables: son reflejo de lo que somos y aspiramos a ser como sociedad.

La solución no es imponer, ni tampoco evadir. La solución es sencilla y profundamente democrática: consultar. Que se abra la discusión, que se politice —en el mejor sentido del término—, que se escuche a la ciudadanía. Que se explique primero por qué se le puso ese nombre, y luego por qué hay quienes creemos que ya no debe llamarse así. Que hable el pueblo, no solo unos cuantos.

Porque si de verdad aspiramos a una sociedad plural, informada y participativa, debemos acostumbrarnos a decidir colectivamente incluso lo que parece simbólico. Porque, al final del día, el símbolo también educa, también hiere, también transforma.


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