Hay un grito silenciado en el balompié femenil. Pocas han sido las voces que han podido reclamar mejoras salariales, pero apenas una decidió revelar las negligencias médicas que enfrentan las jugadoras. Una futbolista de la Liga Mx dio a La Jornada su testimonio al no recibir la atención adecuada por una lesión; habla bajo anonimato ante el temor de ser estigmatizada y de ver truncada su carrera por represalia en el circuito.
En un acto de negligencia médica, esta futbolista de Cruz Azul pasó un suplicio al jugar cuatro meses con una fractura en el dedo de un pie sin el diagnóstico correcto.
Pero con nosotras lo más que se puedan ahorrar lo hacen, por eso tardaron los estudios
, acusa.
Aunque se ha recuperado, el club rescindió su contrato con el argumento de que no había tenido minutos en cancha. Ahora, ella se ha visto obligada a poner en pausa su oficio, a la espera de encontrar un nuevo equipo.
El fuerte dolor de dos pisotones en el pie derecho durante un partido del torneo Apertura 2022 obligó a la jugadora celeste a pedir atención médica. Sin realizar estudios especializados, los galenos del club determinaron en ese momento que se trataba sólo de simples pisotones
y la inflamación pasaría pronto.
Mal diagnóstico
Pero el dolor no cedió y la jugadora tuvo que soportar las molestias que le impedían entrenar de manera adecuada por al menos tres semanas, hasta que los médicos y el equipo decidieron realizar los análisis pertinentes. No obstante, ya con radiografías en mano, los doctores insistieron en diagnosticar una lesión de menor grado.
Pese a las incomodidades, la futbolista salió al campo, incluso fue titular el resto de la temporada, aunque en todo momento señaló que aún existía una molestia más fuerte de lo común. Fue hasta cuatro meses después, cerca del final del torneo, cuando la jugadora supo el diagnóstico correcto.
Cuando me hicieron una resonancia se veía el trazo de una fractura en mi dedo
, narró. “Se pudo haber detectado antes, yo refería todo el tiempo mucho dolor, siempre les insistí. Cuando me enteré (de la fractura) decidí terminar el torneo, porque pasamos a liguilla y el deseo de uno siempre es jugar.
Una lesión que requería una recuperación de cuatro a seis semanas se extendió a un tiempo de reposo de cuatro meses
, es la frase que utiliza la jugadora para resumir la gravedad por esta negligencia. Al no tener el cuidado requerido, la articulación se fue deteriorando, hasta que quedó inservible
.
La articulación del dedo debía ser inmovilizada, por lo que la jugadora se sometió a dos cirugías para ponerle un clavo. Sí, tuvo que entrar dos veces al quirófano debido a que después de la primera operación vivió otra negligencia.
Las personas del club que me atendieron después de la primera cirugía me pusieron una terapia que no fue adecuada, la cual terminó por derretir la malla que me habían puesto y mi dedo se infectó. Regresé al quirófano. Esos cuatro meses (de recuperación) terminaron en ocho.
Fue cuando la futbolista recurrió a un médico externo, el cual le explicó todas las desatenciones que tuvo y la orientó para tener el procedimiento adecuado en la segunda operación. Sin embargo, esa cirugía no le aseguraba regresar al cien por ciento a las canchas. Y eso sí me dio un miedo terrible
.
La jugadora no menciona los nombres de quienes la atendieron, pero cuando recibió la terapia después de la primera intervención, Estefanía Calderón era la médico a cargo del equipo femenil. La estancia de esta doctora, quien ahora trabaja con el plantel juvenil, fue polémica, pues en ese entonces, durante el torneo Clausura 2023, Cruz Azul llegó a tener hasta once lesionadas.
Ya una vez en camino a una recuperación con las medidas apropiadas, la jugadora se enfrentó a otro episodio amargo. Se acercaba el término de su contrato y cuando intentó renovar, el equipo la dejó fuera con el argumento de que no había jugado
. Una premisa absurda debido a la situación.
Sin respaldo
Era ilógico, sabían que no estuve (en la cancha) por negligencias, por malas decisiones, no por no haber querido, no pude estar porque no me dejaron. Decidieron no renovarme. Ningún equipo me iba a tomar así, sin una alta, sin estar rehabilitada al cien por ciento. Me dieron la espalda muy feo cuando uno juega por amor al equipo.
Para conocer los derechos laborales que tenía ante esta situación, recurrió a la Asociación Mexicana de Futbolistas Profesionales, presidida por Alvaro Ortiz, la cual le dio asesoría legal y le explicó que ante el club podía pedir que le pagarán la rehabilitación correspondiente, pero nada más.
Así, ha pasado al menos cinco meses sin contrato y, sobre todo, sin poder jugar, aunque realiza entrenamientos de manera personal, pues la pasión por este deporte la hace resistir para regresar al profesionalismo con otro equipo. En cuanto a las acciones legales, aún estudia qué medidas puede tomar en busca de justicia.
Ella ha expuesto su caso, pero revela que no ha sido la única en recorrer el calvario por recuperar su salud y volver a jugar .
“Me tocó una compañera que tuvo ruptura de ligamentos, al final tardaron casi un mes en hacerle la resonancia y ella seguía entrenando como si nada; tuvo que poner de su dinero para ver sus estudios y saber cuál era lesión.
En el club a otra jugadora y a un futbolista también los atendieron mal, las mismas personas que me dieron una mala terapia. La chica tenía 19 años y, literal, la retiraron del futbol. Al final, hay personas que han hecho malos tratamientos y siguen trabajando con privilegios mientras uno está afectado.
Pese a las negligencias, revela que rescató su salud e incluso puede jugar sin complicaciones. La única secuela física es un dolor que podría ser permanente, pero controlable. Si ha decidido hablar, no es sólo por ella, sino porque no quiere más injusticias con otras compañeras.
“Creo que al final, sí nos siguen teniendo apartadas, todavía no somos tan importantes en un club, una lesión así te la dejan pasar porque tal vez en su cabeza piensan que no es tan grave, pero si un jugador varonil se lastima al día siguiente ya tienen todos los estudios.
No sé por qué lo hacen, se supone que como futbolista profesional lo mínimo es tener una atención adecuada. Pasó conmigo y sigue pasando con otras compañeras, tratas de entenderlo, pero no encuentras respuesta.
La Jornada buscó al director deportivo de Cruz Azul, Óscar Pérez, para hablar respecto al caso pero no hubo una respuesta.
Por Eréndira Palma Hernández
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