“Prefiero morirme de Covid que morirme de hambre”, rezaba la leyenda estampada en una cartulina blanca que adornaba el barandal de la alcaldía capitalina, colocada por una mujer que prácticamente se quedó sin ingresos y su preocupación era cómo sacar a flote a su familia durante los siguientes meses o quizá años, que dure esta pandemia.
No es para menos, la ausencia de un final de esta crisis sanitaria ha provocado una zozobra social. Lo dicen sondeos y encuestas realizadas desde hace nueve meses. Hoy, la mayor parte de los mexicanos están replegados, atemorizados por los estragos físicos que pueda causarles el Covid 19, pero también más de la mitad están más preocupados por su economía que por la pandemia.
Los ciudadanos “de a pie”, como aquella mujer que plasmó su angustia en una cartulina, siguen viendo mermada su economía, cuestionando cómo y cuándo podrán volver a sus empleos, cómo y cuándo podrán regresar a su vida normal. Se han hecho esfuerzos por apoyar a familias, algunas acciones incluso promovidas por la sociedad organizada que como siempre, en México ha demostrado funcionar más y mejor que cualquier nivel de gobierno; la realidad es que la economía de miles de familias es verdaderamente enrevesada.
De acuerdo con el último reporte del INEGI, los resultados del Producto Interno Bruto (PIB) indican un aumento de 12.1% en términos reales en el trimestre julio-septiembre de 2020 con relación al trimestre precedente, con cifras ajustadas por estacionalidad.
Por componentes, el PIB de las actividades secundarias (actividad industrial) avanzó 21.7%, el de las terciarias (servicios, producción de energía, comunicaciones y agua) 8.8%, y el de las primarias (agricultura, ganadería, explotación forestal, caza, pesca y minería) 8% en el tercer trimestre del año actual frente al trimestre anterior.
Sin embargo, en su comparación anual el PIB tuvo un retroceso real de (-)8.6% en relación al trimestre del 2019. Mientras que, por grupos de actividades económicas, el PIB de las terciarias se redujo (-) 8.9%; el de las secundarias (-) 8.8% y el de las primarias se incrementó 7.4% en igual periodo. En suma, durante los primeros nueve meses de 2020, el PIB a precios constantes registró una caída de (-)9.8% con relación al mismo lapso de 2019, con series desestacionalizadas.
Ante este panorama, durante nueve largos meses de pandemia hemos escuchado a nuestros políticos y gobernantes hablar hasta el cansancio de políticas públicas para reactivar la economía, algunas interesantes, como la atracción de inversiones extranjeras para generar empleos, pero pareciera que no son, ni serán suficientes, para rescatar a las PyMES que necesitan ayuda urgente para recuperar su inversión, que es el patrimonio de familias enteras y que les llevó años de inversión.
La competencia desleal del comercio informal es un reclamo de muchos comerciantes establecidos, que hoy a cuestas pueden costear pagos de renta, luz, agua, prestaciones de empleados, pagos a proveedores, y en unos días el pago de renovaciones de licencias de funcionamiento 2021, mientras que otros ya se vieron en la necesidad de cerrar.
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