¿Qué nos dejó esta semana el Congreso de Hidalgo? De nueva cuenta, nada relevante. Los legisladores son, de por sí, un gasto completamente innecesario, pues sus propuestas no avanzan y no proponen nada sobresaliente. Pero lo peor es que durante las comparecencias tampoco son capaces de hacer preguntas relevantes —ya no digamos brillantes— a cada secretario o secretaria.
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Tomemos el caso de Andrés Velázquez, quien alabó a la secretaria de Movilidad por un trabajo que no se ve en el estado. ¿De dónde saca que “ha impulsado la modernización del transporte público [y] el ordenamiento de las rutas”? Se nota que este personaje no utiliza el transporte público. Además, después de tres años de gestión, la secretaria ahora dice que la movilidad tendrá perspectiva de género y participación ciudadana. ¿Será? Dudo mucho que el diputado sepa qué son ambas cosas y cómo se aplican, pues en temas relacionados, la gestión ha quedado a deber. Alguien debería preguntar si el pacto en contra de la violencia de género, firmado por concesionarias y conductoras, realmente está funcionando.
Por otro lado, la grillería del secretario de Educación fue lamentable. Todas las legisladoras perdieron la oportunidad de cuestionar sus acciones o políticas públicas en todos los casos y universidades donde ha habido acoso sexual a las alumnas. Y lo peor de todo: ver a un montón de subordinados y subordinadas felicitando su comparecencia en redes. ¿En serio es necesaria tanta lambisconería y falta de autocrítica?
¡Qué terrible lo ocurrido al Procurador! Esto demuestra que ni siquiera Andrés Velázquez, compadre del Gobernador, es capaz de garantizar la seguridad, permitiendo que el “fuego amigo” llegue a uno de los funcionarios del primer círculo. De igual manera, es evidente que a la administración le dicen que hay infiltrados en las marchas de mujeres, cuando esta vez ellas mismas decidieron demostrar que es mentira lo que su gabinete de seguridad les informa, pues son ellos quienes introducen a los provocadores.
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Es indignante que se destinen 80 millones de pesos para un recinto legislativo que le queda todo a deber al pueblo hidalguense. Esos 80 millones podrían ser utilizados para: mejores sueldos para ministerios públicos que hagan bien su trabajo; dar seguridad social y mejores condiciones laborales a quienes atienden los servicios de emergencia para mujeres; mejorar avenidas deterioradas, o comprar autobuses nuevos para el servicio del Tuzobús.
En lugar de eso, son tirados a la basura con una bola de incapaces. Por cierto, esta legislatura se caracteriza por no tener iniciativas concretas o bien fundamentadas sobre el tema de la igualdad, siendo puro punitivismo o copias de políticas que en la operatividad no funcionan para las mujeres, niñas y adolescentes.
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