Hablar del apellido Badillo en la Huasteca hidalguense y alrededores, es sinónimo de un poder económico que durante largo tiempo ha tenido influencia en la escena política desde la época de gloria del priismo hidalguense.
Dicho apellido es ligado a través del tiempo y desde el siglo pasado, a otros rimbombantes de la capital del estado y zonas circundantes, complicidades que permitieron hacer y deshacer con manga ancha, a los cuales sumó sus intereses para enriquecerse extraordinariamente con contratos de obra pública de los que, en su momento se dijo, fueron solamente prestanombres de los verdaderos dueños de las utilidades, es decir, los funcionarios que autorizaban los contratos.
Durante mucho tiempo, ser un Badillo fue semejante a tener una patente de Corso que imponía miedo, más que respeto, porque sus patrocinadores desde la Bella airosa los auspiciaban en muchos aspectos, desde la ejecución de obra pública de grandes costos pero de pésima calidad, que hasta ahora no ha sido sancionadas, sino todo lo contrario, porque generó mayores contratos e ingresos.
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No es un secreto que el crecimiento político y económico llevó al clan Badillo a extender sus tentáculos y patrocinar campañas políticas de otros partidos políticos, en su región de origen y también fuera de ella, como en municipios de Veracruz y San Luis Potosí.
Valiéndose de sus vínculos con las altas esferas de la política hidalguense, particularmente del PRI, jugaron a favor y en contra del que fuera el partido de sus amores: El PRI, comprometiendo a los alcaldes ganadores de todos los colores y partidos a cederles más del 50 % de los contratos de obra pública durante sus periodos de gobierno. Un gran y jugoso negocio.
Financiaron campañas al PAN, PRD, Convergencia, Nueva Alianza, Encuentro Social y otros más en ocasiones apostados por dos candidatos, poniendo de rodillas al PRI para crear su propia esfera y enfrentarse a quienes fueron sus mentores o jefes políticos, entre ellos Carolina Viggiano, José Antonio y Jorge Rojo, Manuel Ángel Núñez, Francisco Olvera, Nubia Mayorga y Miguel Osorio entre otros más.
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Con el poder económico logrado y la influencia regional alcanzada, los excesos llegaron junto con una notoria soberbia que los hizo desmarcarse de aquellos que los encumbraron, poniéndose al tú por tú y creando cotos de poder donde sólo ellos podían entrar, limitando el crecimiento de otros pequeños y medianos empresarios que, para sobrevivir, aceptaron migajas al subcontratarse bajo las reglas Badillo, particularmente de Raúl Badillo, quien asumió la cabeza del clan, tan así que pedían hasta el 40 % del valor monetario total de la obra como comisión.
En el plano político tendieron una amplia red donde súbditos incondicionales de Raúl Badillo “trabajaron” infiltrados para corromper las estructuras de los partidos, de tal manera que los auténticos militantes de éstos fueron relegados por personas que más por dinero que por miedo, sucumbieron a su poderío para colocar candidatos a modo y favorecer a las fórmulas impulsadas por los Badillo.
Pero no todo ha sido miel sobre hojuelas para quien asumió la jefatura del clan, Raúl Badillo, él y familiares, si bien en lo económico han amasado una fortuna de miles de millones de pesos, en lo político han pagado facturas muy duras.
En la actualidad es palpable que los Badillo ya no caben en los partidos políticos, poco a poco, la gente que compraron y que tuvieron a su lado y que obligaron a jurarles fidelidad, ha ido emigrando para buscar otro patrón que les garantice un futuro inmediato mejor, sobre todo ahora con el nuevo gobierno, el de MORENA, a cuyo barco se han querido subir para seguir navegando en la impunidad.
Cada vez es común escuchar que pocos o casi nadie quiere tener vínculos con el Clan Badillo, debido a que desde el Cuarto Piso se ha marcado una distancia con ellos, muy particularmente con Raúl, al que en más de una ocasión le ha sido negado acercarse a la jefatura supuestamente por indicaciones del titular.
Posiblemente lo anterior se deba a que existen múltiples señalamientos y expedientes en los que se investigan hechos como desvío o malversación de recursos públicos, obras públicas con costos inflados, entre otras linduras derivadas de su paso como alcalde de Huejutla.
El futuro del Clan Badillo está en la zozobra, no tiene garantía de nada y para nada, el poder político alcanzado se desvaneció cual nube de humo ante un ventarrón. Mucho se habla de la posibilidad de que en cualquier momento se cumpla una orden de aprehensión en contra de Raúl Badillo y que por ello, en varias ocasiones ha buscado la protección de un amparo, sin embargo, todo parece que está orden de captura se estaría reservando como un as bajo la manga que sería usado en caso de que pretenda ponerle piedras a los planes político electorales de MORENA en el 2024, partido en el que buscará colocarse o colocar a sus familiares e incondicionales para competir por uno o varios de los cargos que habrán de votarse.
Los andamiajes no fueron bien colocados y lo que parecía que el clan crecería, tal parece que el andamiaje estuvo mal colocado y que no podrá colocar a uno de sus familiares como candidato y menos aún, tener posibilidad como presidente municipal de Huejutla, el sueño de muchos que integran el clan.
Así que de nada servirá comprar la concesión de un partido como ocurrió con Encuentro Social o adherirse a uno como el Verde Ecologista o Morena, mucho menos ahora que no tienen como aliado al dirigente venido a menos Alejandro González Murillo.
Por Iñaki Fernández
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