La mañana de este miércoles, el Distrito de Educación, Salud, Ciencia y Tecnología e Innovación (Descti) organizó un recorrido dentro de sus instalaciones, destacando el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) y el Servicio Sismológico Nacional (SSN).
En Hidalgo, el avance de la ciencia y la tecnología está marcando un impacto significativo a través de diversas instituciones que trabajan para resolver problemas concretos y generar conocimiento de frontera.
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Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD)
El CIAD trabaja en proyectos que abarcan desde la biotecnología agrícola hasta las proteínas alternativas. En la sede de Hidalgo, atienden problemáticas específicas del estado, con un enfoque en la agricultura tradicional y familiar, buscando rescatar y modernizar técnicas ancestrales.
Investigaciones destacadas del CIAD
- Uso de Microorganismos Benéficos: Analizan microorganismos presentes en milpas tradicionales para mitigar el impacto ambiental de la agricultura industrial, reduciendo el uso de agroquímicos.
- Producción Agrícola Sostenible: Proyectos como el ensilado de pencas de agave buscan optimizar su uso como alimento para ganado, promoviendo alternativas sostenibles ante el cambio climático.
- Proteínas Alternativas: Desarrollo de alimentos innovadores como chapulines procesados y fermentados, que representan opciones viables para el futuro de la alimentación.
- Control Biológico de Plagas: Investigaciones incluyen el desarrollo de microorganismos que combaten enfermedades del maíz, como el Fusarium graminearum, responsable de grandes pérdidas en cultivos.
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Una de las características destacadas del CIAD es su modelo de trabajo colaborativo. Sus laboratorios, tanto básicos como especializados, están disponibles para todos los investigadores y estudiantes según las necesidades de sus proyectos.
Este esquema evita la duplicación de equipos costosos y fomenta la cooperación con otras instituciones, como el uso de secuenciadores de ADN o supercomputadoras de terceros. Además, el CIAD promueve un intercambio de saberes con las comunidades locales, respetando sus costumbres y aprendiendo de sus conocimientos.
Este enfoque permite un diálogo fructífero entre científicos y productores, fortaleciendo las soluciones propuestas.
Servicio Sismológico Nacional (SSN): Vigilancia Constante de la Actividad Sísmica
Desde el monitoreo de la actividad sísmica hasta la colaboración internacional, el Servicio Sismológico Nacional (SSN) desempeña un papel fundamental en la seguridad y el conocimiento geológico de México.
Con una red nacional que incluye 200 estaciones propias y 450 en colaboración con universidades y estados, el SSN recopila datos en tiempo real para analizar movimientos telúricos en todo el país.
Actividades Principales del SSN
- Monitoreo Sísmico Nacional e Internacional: Las estaciones del SSN son tan sensibles que pueden detectar sismos del otro lado del mundo, gracias a su cooperación con agencias internacionales y el uso del Tiempo Universal Coordinado (UTC) para estandarizar la información.
- Infraestructura Avanzada: Las estaciones están diseñadas para operar de manera autónoma, utilizando energía solar y comunicación satelital en zonas remotas como la Isla Socorro, asegurando que la red funcione incluso en condiciones adversas.
- Análisis Automático y Manual: Sistemas automáticos permiten registrar sismos y compartir información preliminar en pocos minutos, mientras que los analistas ajustan y publican datos más precisos posteriormente.
- Sensibilización y Educación: Realizan actividades para explicar cómo operan las estaciones y diferenciar sismos reales de otros tipos de vibraciones. Además, fomentan que estudiantes colaboren en proyectos de servicio social.
Aunque los sismos no pueden predecirse, los datos recopilados por el SSN son fundamentales para la investigación tectónica y la preparación ante desastres naturales.
Ciencia y Tecnología al Servicio de la Sociedad
Tanto el CIAD como el SSN demuestran que el trabajo científico en México es un motor de desarrollo, apoyado por la colaboración entre instituciones, investigadores y comunidades. Desde la protección de cultivos hasta la vigilancia de los movimientos de la Tierra, estas iniciativas son un ejemplo del impacto positivo que la ciencia puede tener en la vida cotidiana y en la construcción de un futuro más sostenible y seguro.