En la historia de México hay pasajes olvidados, hombres que bien pudieron ser héroes, pero la cultura nacional, los gobiernos y el pueblo los olvidaron.
En 1874, el presidente Sebastián Lerdo de Tejada ordena crear la Comisión Astronómica Mexicana, la cual la formaron cinco científicos mexicanos, quienes, bajo el mando de Francisco Díaz Covarrubias, viajaron a Japón con una misión: participar junto a otros países avanzados en la observación del tránsito de Venus junto al Sol.
Este fenómeno permitirá conocer la distancia entre la Tierra y su astro rey, en aquella época, sin errores de cálculo.
Los científicos se embarcan en un viaje que se convierte en una odisea al más puro estilo de Julio Verne. En su travesía se enfrentarán a un tifón, a una revolución en Cuba y hasta a la fiebre amarilla en Veracruz.
Aventuras bajo el asedio de apaches, de bandoleros, todo por poner en alto a México entre la comunidad científica internacional.
Carlos Pascual escribe una novela histórica en un país donde se lee poco y, sobre todo, se tiende a dejar de lado la historia, lo que parece una tarea titánica.
Su misión, lograr que El tránsito de Venus (Grijalbo) fuera una aventura emocionante y que atrapara a los lectores.
“Es un reto enorme porque, cuando escribes novela histórica, debes seguir dos reglas fundamentales. La primera es mantener la coherencia y no cometer errores históricos, porque si fallas en eso, pierdes credibilidad ante los lectores. La segunda regla es lograr que la narrativa atrape, como si fuera una novela de aventuras o un drama.
“Un escritor no puede permitirse el lujo de aburrir a sus lectores, por lo que es esencial mezclar datos históricos comprobables con una narrativa atractiva y personajes interesantes. Es lo que yo llamo ‘ficción plausible’: personajes que quizás no sabemos exactamente cómo vivieron o cómo se llevaban, pero que, dentro del contexto histórico, son creíbles”, relata el autor para La Jornada Hidalgo.
La novela se sitúa en una época turbulenta para México, con invasiones y la Reforma. Una revolución que significó un reto más para el autor, pues ¿cómo logró tejer esa complejidad histórica con la historia de la ciencia y la astronomía?
“Justamente, elegí a Sebastián Lerdo de Tejada, un presidente poco conocido, pero muy importante, como uno de los protagonistas. Lerdo de Tejada era un apasionado por el conocimiento y la ciencia, algo que en México en ese entonces no era tan común. Él vio la necesidad de que el país participara en eventos mundiales y es en esa época que México empieza a intentar dejar atrás las guerras y las invasiones para enfocarse en el desarrollo científico.
“Fue un momento brillante, aunque breve, en la historia de México, similar a lo que ocurrió durante la presidencia de Mariano Arista”, explica Pascual.
En cada página conocemos a personajes históricos como Francisco Díaz Covarrubias, muchos de estos personajes son prácticamente desconocidos para la mayoría de los mexicanos, de ahí la importancia de difundir sus logros.
“La mayoría de la gente desconoce que México participó en eventos científicos importantes, como la medición del tránsito de Venus. Francisco Díaz Covarrubias fue un científico extraordinario. Si en su tiempo hubieran existido los premios Nobel, él habría sido un fuerte candidato.
“Pero su historia, como la de muchos otros, ha sido olvidada o enterrada bajo el peso de otros eventos históricos más conocidos, como las guerras y las revoluciones. Mi objetivo con esta novela es rescatar esos momentos de la historia que también forman parte de lo que es México”.
Carlos Pascual realiza un homenaje a grandes figuras de la ciencia. En su novela anterior habla sobre Matilde Montoya, la primera mujer médica de México. Ahora, con El tránsito de Venus, busca que personajes como Francisco Díaz Covarrubias reciban el reconocimiento que merecen, de quienes asegura, son figuras que, aunque no estén en los libros de historia oficiales, fueron fundamentales en el desarrollo científico y cultural del país.
En el libro actual también la divulgación científica juega un papel fundamental.
“Creo que la ciencia y la historia están más conectadas de lo que muchas veces pensamos. En México tenemos una riqueza científica impresionante, pero se ha divulgado poco. Cuando pensamos en la carrera espacial, siempre nos viene a la mente Estados Unidos y Rusia, pero ya en el siglo XIX México estaba haciendo contribuciones importantes a la astronomía.
“Mi objetivo es hacer que la gente conozca esa parte de la historia y lo haga de manera entretenida. Al final, es un libro para todos los que estén dispuestos a conocer más sobre el México que no siempre se enseña en las escuelas”, respondió.
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