La llamada elección más grande de la historia es grande, pero sólo de nombre, pues en los hechos está repleta de candidatos chiquitos y burlescos, que desfilan cual modelos en una pasarela, donde para mala fortuna del electorado deberá de elegir no entre los mejores, sino entre los menos peores.
Con sus muy contadas excepciones -porque las hay- la mayoría de candidatos destilan improvisación y oportunismo, ocupando el trillado discurso de siempre, haciendo toda clase de maromas con tal de llamar la atención, pero solo unos cuantos conocen y se empapan de las problemáticas que aquejan a las regiones que buscan gobernar o representar en San Lázaro o en las Cámaras locales.
En concreto, estas campañas lucen vacías, insípidas, por la enorme cantidad de candidatos al vapor que no tienen ni el más mínimo conocimiento de la realidad del México de hoy, y por ello se han vuelto tan comunes las campañas en redes sociales donde los aspirantes han sustituido las propuestas por el circo, maroma y teatro.
Son estos candidatos los que hacen ver que, más que campañas políticas, estamos ante un concurso de ‘Patiños’ que han dejado de lado las propuestas y hoy, en lugar de convencer buscan divertir o entretener al electorado.
En la era de los likes y seguidores tenemos candidatos completamente perdidos, tirando miles de pesos contratando especialistas en redes sociales, pues están más preocupados por convertirse en una especie de influencers-políticos, que en prepararse para dar buenos resultados en los puestos de elección popular, y si no me cree nada más eche un vistazo a esos diputados, senadores y hasta gobernadores que han sido balconeados no solo por su falta de preparación, sino por su limitada capacidad intelectual.
Podríamos enlistar decenas de casos de este tipo de candidatos, pero el espacio sería insuficiente. Pero solo por citar un par:
El de José Luis Romero, candidato al Gobierno de San Luis Potosí, quien se la pasa ridiculizándose en una de las plataformas más socorridas por artistas y políticos como lo es Tiktok.
El ridículo no es algo que asuste a este ‘Patiño’ de la política, postulado por las Redes Sociales Progresistas y quien tronó contra los reporteros cuando le cuestionaron cómo le hacía para costear un helicóptero que usa para pasearse por todo el estado.
“¡Yo no contesto mamadas!”, reviró irritado el tiktokero aspirante, quien quizá desconoce lo básico, que con recursos públicos se financia su campaña y el mantenimiento del partido que lo está postulando, y eso, de ninguna manera puede ser una mamada.
O qué tal Omar Zerón, candidato a diputado federal del PESH por el distrito de Huejutla, quien a falta de propuestas tuvo que pedir apoyo a su tía, la conductora Rocío Sánchez Azuara, para que le fuera a levantar su campaña a la Huasteca Hidalguense, ¡de ese tamaño! Como dato, este candidato es hijo del exdiputado local priísta Omar Daladier Zerón, aquel representante de los indígenas que llegaba a bordo de una camioneta Porsche Cayenne al Congreso local.
Y usted estimado lector, ¿A cuántos candidatos chiquitos y sin ideas conoce o ha visto?
@AlexGalvezQ
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