Autor: Enrique Rivas Paniagua
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¿Sopear solapas? ¿Y eso con qué se come?
Entre mis banalidades sumo (que no presumo) la autoedición de un librito al que titulé Sopa de solapas (2006). Si me preguntan, no sabría describirles a qué rayos sabe un bodrio así. De tan masudo o pastoso, nada fácil resulta deglutirlo y hasta puede provocar cólicos o de plano indigestar. Lo más probable es que…
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I read the news today, oh boy…
Así, junto a los acordes reflexivos del piano, los graves contrapuntos del bajo eléctrico y los recurrentes timbalazos (lejos están de ser simples tamborazos) sobre la batería, abre ese relato novelado y sinfonizado por los cuatro Beatles que es la canción A day in the life (1967). Asimismo yo, reflexivo, grave, recurrente, abro mi cotidianidad…
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Ahí les encargo mi audioteca
Me doy prisa porque quiero dejar todo listo. Libros, cuadernos, carpetas, papeles sueltos, recortes, apuntes, fotos. Léase: documentos tangibles, retazos físicos de cuanto he escrito y recopilado, testimonios de ideas propias y ajenas salvadas de la pérdida o el olvido gracias a un bolígrafo, una máquina de escribir, una cámara fotográfica, una impresora conectada a…
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Aprendizaje perpetuo
¿Día del discípulo? También debería existir. Merece que se le escuche, se le tome en cuenta, se le homenajee. No con bailables folcloroides en el patio de la escuela, ni choros discursivos de las autoridades, ni siquiera con un punto extra en la evaluación final. Bastaría con invertir papeles: sentar durante horas enteras al profesorado…
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México en una enciclopedia
“Insólito de verdad es, en nuestro medio editorial, el segundo aire de la Enciclopedia de México. Insólito porque rara vez en la historia del libro mexicano podrá verse en el colofón: «Se imprimieron 50 mil ejemplares». Insólito porque, a pesar del discreto lujo en su presentación, el elevado tiraje favoreció un accesible precio de venta…
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Lucero de mis mañanas periodísticas
Los viernes representaba un día de fiesta para el retraído escuincle de nueve años que era el tal Enrique Rivas Paniagua en 1959. Con ansiedad tomaba yo el diario Novedades (mi padre, a quien le heredé su vicio matutino de leer el periódico, lo recibía en casa) y rápido me iba a la sección llamada…
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Viejos templos al dios Libro
No hace falta agachar la cabeza. Tampoco doblar la rodilla. Menos aún bajar la mano abierta desde la frente hasta el tórax, llevarla a la tetilla izquierda, luego a la derecha y rematar con un beso en el dedo índice encimado al pulgar. Basta con abrir a plenitud las fosas nasales, permitir que se impregnen…
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Su Majestad la investidura
La luz del amanecer se filtra por los ventanales. El rey camina hasta el gran espejo que mandó colgar en su salón favorito de palacio. Hace un rictus parecido al de una sonrisa cuando está frente a la imagen que lo refleja. Termina de acomodar al cuerpo lo que él imagina que es su ropa.…
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Aquellos conciertos ofunámicos
Noche de viernes, siete en punto, auditorio Justo Sierra (todavía no se acostumbraba llamarlo Che Guevara). Con su morral de ixtle lleno de libros y cuadernos, el estudiantillo melómano que respondía a mi nombre tenía rato de estar sentadito, silencioso, leyendo el programa de mano con textos preparados por Joaquín Gutiérrez Heras. El aviso de…
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Usted, maestro Beltrán
Sí, sí, usted, Alberto Beltrán García (1923-2002). El discreto inquilino en el quinto patio del Taller de Gráfica Popular, vecino, entre otros grandes artistas, de Leopoldo Méndez y Pablo O’Higgins. El que acudió vestido con su camisola de cuello abotonado en lugar de hacerlo con traje y corbata a recibir el Premio Nacional de las…