Autor: Enrique Rivas Paniagua
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¿Dónde andas, pluma?
Y vaya que nos fascina escribir, que lo hacemos por vocación, no porque alguien nos lo impuso. Llevamos este noble oficio en los genes. De no practicarlo regularmente, caemos en un vacío difícil de sobrellevar.
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Eres lo que heredes
¿A qué objeto prefieres que se dirija tu alma después de que fallezcas, tomando en cuenta que eso te definirá en la memoria que tengan de ti? Yo optaría por mi mochila, aquella que de toda la vida he cargado como carapacho o concha
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Dime tu epígrafe…
¿Leerán tus epígrafes? Ahí es donde la puerca tuerce el rabo. En el ya de por sí mínimo universo de personas lectoras hoy en día, son excepción aquellas que también ponen sus ojos en ellos.
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Diarrea verbal
Una estrategia eficaz, sin duda, mayormente en el ámbito político. Sirve para ganar, sostener y expandir el poder. Impone, a conveniencia suya y como algo de lo más natural, nuevos significantes discursivos.
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Mi tercia de reinas
La geografía mexicana me seduce. Vuelvo a ella cada vez que puedo, en pos de mí mismo, a guisa de refugio y zona de confort. Ahí hallo la respuesta a mi pregunta de por qué soy como soy
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Yo no creo en las musas…
No se puede con estas diosas encaprichadas en pintar su raya de los mortales urgidos de creatividad.
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Más mexicano que el Golfo
Vozquetinta Para los gringos, el río se denomina Grande; para los mexicanos, Bravo. “Allende el Bravo”, decimos por acá, no “allende el Grande”. Dos nombres (en realidad, dos conceptos: grandeza versus bravura) para un mismo accidente geográfico. También, lo que nosotros conocemos como Baja California, ellos la designan Baja, a secas, sin californidad alguna. ¿Cuestión…
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Otra vuelta de almanaque
Doce meses, doce. Las calendas del almanaque. Que cada quien haga de su calendario un papalote y lo eche a volar.
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El Grinch de año nuevo
No hay fecha más difícil acerca de la cual escribir que la doble jornada añoviejo-añonuevo.
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Numeralia existencial
Centré mi vida en torno a una tercia de números: el 8, el 5, el 3. Concebí estos dígitos —uno par, dos impares, porque hasta en eso me propuse ser justo— como punto medio ideal