Autor: Enrique Rivas Paniagua

  • Líbranos, Señor, de los malos textos

    Líbranos, Señor, de los malos textos

    Lo fácil sería no hacerles caso, tirarlos a lucas, ningunearlos (¡bendito verbo inventado en México y aplaudido por la Academia de la Lengua: ningunear!). Pasarnos por el arco del triunfo su pobreza de lenguaje, sus crímenes a la sintaxis, sus mentadas de madre a la puntuación, sus tehuacanazos a la ortografía. Que toda esa tortura…

  • Con «ñ» de ñoña

    Con «ñ» de ñoña

    Según el tumbaburros, ñoña se dice de la persona de corto ingenio, sin sustancia; también, de la apocada, pusilánime, timorata; lo mismo, de la remilgosa, la que muestra delicadeza excesiva o ridícula; igual, de la adulta, sobre todo la adulta mayor, que tiene ademanes o toma actitudes infantiles. Todo ello, a propósito de la raíz…

  • Acoso informativo

    Acoso informativo

    Te sabes inerme ante el implacable búling de información. Por más que refuerces tus defensas mentales, aquellas estrategias de supervivencia que antaño solían sacarte de apuros, sientes que ahora son obsoletas, que están desfasadas, que no supiste educarlas para poder sobrevivir a la vorágine contemporánea. Y como no puedes evadir el bombardeo informativo, al menos…

  • Tiempo parafraseado

    Tiempo parafraseado

    Admiro la paráfrasis. Más que la primera de sus tres definiciones académicas (“Explicación o interpretación amplificativa de un texto para ilustrarlo o hacerlo más claro o inteligible”), mi predilecta es la tercera acepción: “Frase que, imitando en su estructura otra conocida, se formula con palabras diferentes”. A esta última recurro a veces durante mis alucinaciones…

  • Ganar un prestigio y luego perderlo

    Ganar un prestigio y luego perderlo

    Nada más difícil que hacerse de prestigio. Implica años y años de machacar piedra, tallarla, pulirla, presentarla, difundirla, acumularla. De manera tenaz, a imitación de la hormiga o la abeja. Sobre todo, por necesidad existencial, porque de no hacerlo carecería de estímulos el ocupar un sitio en el mundo. También por vocación, desde que tiene…

  • Lluviecillas morriñosas

    Lluviecillas morriñosas

    Podemos desconocer la definición exacta de una palabra que nunca antes habíamos oído o a la que no habíamos prestado mucha atención, pero mediante su sonido intuimos o suponemos lo que significa. Con cuánta satisfacción descubrimos después, cuando alguien nos la aclara o la consultamos en el diccionario, que nuestra percepción no estaba tan fuera…

  • Joyas escondidas en los libros

    Joyas escondidas en los libros

    Me creo un Alfonso Caso en la tumba de Monte Albán o un Alberto Ruz en la de Palenque cuando descubro, como ellos en lo arqueológico, algún tesoro oculto en lo bibliográfico. Me pasa cuando leo un libro y encuentro ahí cierta frase admirable por su contenido o por el arte con que fue escrita.…

  • Jugar a vivir

    Jugar a vivir

    Mi juego favorito. El único juego que uno de mis cuatachos del alma, ese que llaman Tiempo, me enseñó a jugar, única y exclusivamente por enseñarme a jugar. Con intensidad, con entrega, con devoción. Siempre de tiempo completo. Las más de las veces, en plan amateur; de tarde en tarde, también en ligas profesionales. El…

  • El poder del tache

    El poder del tache

    Acudí a votar por primera vez a los 20 años de edad, en 1970, siendo estudiante de la carrera de Sociología. No voté por Luis Echeverría. Anulé mi voto. Fue, según yo, una decisión meditada, de romántica rebeldía, de simbólica protesta contra el mentado Sistema (porque en la segunda mitad de la década de los…

  • Y la cultura, al paredón

    Y la cultura, al paredón

    Culturosos, nos llaman, con no disimulada mofa. Como si dedicarnos a investigar, promover y difundir la cultura fuese un pecado de inconsciencia social, una exquisitez de ociosos fifíes, un oficio inmerecido de otra cosa que no sea el aplausito, el apapacho o, en el mejor de los horizontes, la limosna cicatera. Qué se creen esos…