Autor: Enrique Rivas Paniagua
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Lo que diga mi dedito
Hasta hace pocos años, los pulgares eran los dedos más flojos al momento de teclear en máquina de escribir o computadora. Solíamos usarlos para espaciar una palabra de otra o como mecanismo para poner una mayúscula, no para pulsar alguna letra, número o signo. Pero esa comodina función de apoyo esporádico que cumplían vino a trastornarla el celular. Hoy, en nuestro cotidiano hechizo ante el whatsapp, empleamos nada más los dos pulgares. Así, los ocho dedos restantes dejaron de ser nuestros escritores y los volvimos un simple atril para sostener el mentado aparatito. Eso nos permite ametrallar más mensajes, a mayor velocidad y en cualquier circunstancia, incluso mientras caminamos a mitad de la…
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En el principio fue la imagen
Pronto se sabrá si procedió o no la demanda de Spencer Elden por “pornografía infantil comercial” en contra de quienes acusó de haberlo incluido, cuando era un bebé que nadaba desnudo en pos de un dólar como anzuelo, en la portada del elepé Nevermind, del grupo Nirvana (1991). Al parecer, Elden usó y aprovechó durante algún tiempo tal antecedente a guisa de tarjeta de presentación en sus intentos juveniles por hallarse un lugar dentro del mundo del espectáculo. Ahora aduce que, en el fondo, la imagen no fue precisamente un nirvana para él sino un acto…
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Din, don, dan, las palabras lo dirán
Como le aconteció al niño Juan José Arreola, el amor hacia las palabras entró a mi infancia por el oído. ¡Ah, su sonoridad, su fuerza expresiva, sus letras acariciantes! Nunca supe qué diablos era eso de gutapercha, pero el pellejo se me enchinaba con sólo pronunciarla. Lo mismo me producía el retintín de las ches…
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Leer es un placer…
…genial, sensual. Sin hacer tangos, añado un tercer adjetivo a esta paráfrasis tanguera: leer es, también, un placer vital. Además del genio y la sensualidad, me va la vida misma cada que poso la mirada en un libro, esa vida que expropio a la muerte analfabeta para recuperar mi placentera soberanía sobre la lectura. La geniuda, voluptuosa, hedonista manzana del pecado de leer nomás porque se me da la gana, ni más ni menos que por simple gozo existencial. ¡Ay de mí, irredento y excomulgado consumista de placeres impresos! Hace pocos días, en un discurso público (por…
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Nuestro síndrome del ya merito
Afirmar que uno de los sellos más mexicanos es nuestro vicio de suavizar el lenguaje con diminutivos equivale a descubrir el hilo negro. Más con orgullo que con pena, ejercemos a diario este vicio nacional. Nos fascina decir ahorita (cuando no ahoritita o ahorititita), apenitas, a la vueltecita, en la nochecita, al ratito, un momentito,…
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Los árboles también lloran
Los malos presionan; los buenos persisten. Los malos provocan; los buenos protestan. Los malos los pasan a cuchillo; los buenos se paran de pestañas. Los malos ponderan el peligro; los buenos se ponen las pilas. Los malos se piran; los buenos los persiguen. Los malos ponen pies en polvorosa; los buenos les pisan los talones.…
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Un pupitre pegado a otro
Así transité mi primaria, mi secundaria, mi preparatoria, mi carrera. Viéndole la nuca a quien calentaba la banca de enfrente. Soportando la falta de baño diario de la persona a mi izquierda. Asfixiándome con la pestilente brillantina o el mareante perfume de la de mi derecha. Lloviéndome sobre el cuerpo los microbios del estornudo o…
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Del brazo y por (los libros de) la calle
Un domingo cualquiera en las aceras del mercado de La Lagunilla. A su primera edad, Andrés se quedaba dormido en la mochila de canguro que acomodaba yo a mi pecho para poder llevármelo al safari semanal de libros, y eso me dejaba disponibles las manos si quería tomar un ejemplar, hojearlo, sacar monedas, apoquinar lo…
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En el nombre sea de México
México es un topónimo compartido por tres territorios: el de un país, el de un estado, el de una ciudad. Al primero le decimos llanamente México, aunque su denominación completa, desde 1824, sea Estados Unidos Mexicanos. Al segundo lo nombramos estado de México, aunque nuestras tres históricas Constituciones federales han documentado como válido nada más…
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¡Cieeerren las puertas!
‘Cultura’, según el diccionario académico, tiene tres acepciones. La primera, apegada a la raíz del vocablo, señala que es sinónima de ‘cultivo’ (‘acción y efecto de cultivar la tierra para que fructifique o de criar animales para que sirvan de alimento o produzcan otros bienes’) y por tal motivo hablamos de agricultura, fruticultura, vitivinicultura, silvicultura,…